La mayoría de los investigadores coinciden en que sentir celos es un sentimiento universal inherente al ser humano. Como explicaba Ralph Linton, antropólogo americano, existen culturas donde los celos apenas se manifiestan, únicamente cuando los individuos están ebrios, con lo que a pesar de su cultura, los celos aparecen cuando se tiene el raciocinio nublado y no en plenas facultades.
Los celos son unas emociones o sentimientos negativos, es por ello que quienes los sienten se encuentran muy mal, acarreando otra sintomatología negativa más amplia y variada tal como ansiedad, pensamientos obsesivos, compulsiones, manías….
Prácticamente todo el mundo siente celos alguna vez a lo largo de su vida. Cuando somos niños podemos sentir celos cuando nace un nuevo hermano o primo que nos desbanca de nuestro trono.
Más tarde formamos relaciones de amistad y podemos a volver a sentir celos si a nuestra querida amiguita o amiguito de pronto le apetece pasar algo más de tiempo con otra niña o niño. Cuando somos adolescentes también podemos a volver a sentir esta sensación tan desagradable, el chico que nos gusta se fija en otra chica, o nos damos cuenta de que a nuestra pareja le atrae otra persona, que un profesor muestre preferencia por un compañero de clase al que nosotros no le encontramos nada de especial. Celos entre hermanos, porque pensamos que los padres tienen alguna predilección y no somos nosotros…en fin, que en más de una ocasión nos podemos sentir invadidos por los celos, sus síntomas y sus consecuencias.
¿Por qué sentimos celos? Básicamente, al ser algo que parece común a todos los seres humanos, podríamos pensar que es como un mecanismo de defensa que nos pone alerta de que algo no funciona bien dentro de las relaciones personales. A veces puede que incluso los celos tengan una causa real, que verdaderamente sintamos que el padre siente algo especial por el hermano pequeño o que a nuestra querida amiga le guste pasar más tiempo con otra amiga. Otras veces, los celos tienen una base menos realista, y ahí es cuando los problemas se agravan. La típica persona que piensa que su pareja le va a engañar o se va a enamorar del chico que viene repartiendo el correo o de cualquiera que pasa y empiezan a surgir la sospecha y la desconfianza.
Si nuestro caso se encuentra en el ejemplo de los celos con una base real, podemos manejarlos de manera más sencilla y con mayor eficacia. En el segundo caso, también podemos conseguir disminuir o eliminar esa sensación tan negativa, pero debemos hacer un esfuerzo mayor para conseguirlo. En estos casos, acudir a un especialista sería muy recomendable y sano tanto para la persona que siente esas emociones como para su entorno que padece las consecuencias.
Voy a enumerar algunas causas de por qué sentimos celos:
– Baja autoestima. Normalmente sentimos celos porque no nos valoramos lo suficiente. No estamos seguros de nuestra valía o a nivel físico o a nivel personal y no nos sentimos merecedores del amor que recibimos. En este punto, aprender a quererse uno mismo y a valorar todo lo bueno que hay en nuestro interior sería el primer paso para eliminar de nuestra vida sentir celos.
– Falta de confianza. Estaría relacionado con tener baja autoestima, pero quería explicarlo aparte para desarrollarlo un poco mejor. Si confiamos en nosotros mismos y somos personas equilibradas, podremos entender mejor que en un momento determinado nuestro amigo prefiera irse de cañas con otro compañero de trabajo. No todos aportamos lo mismo a los demás. Si eres emocionalmente inteligente te das cuenta de que todos necesitamos cosas diferentes dependiendo del momento, y dejar que cada uno busque en los demás eso que necesita es más sabio y sano que enfadarnos porque prefiera pasar la tarde con tal o cual persona.
– Comunicación. Expresar las emociones de forma calmada es muy sano. Cuando sentimos alguna emoción negativa, deberíamos primero hablar con nosotros mismos, es decir, primero debemos comunicarnos a nivel íntimo y personal. Por ejemplo, podríamos preguntarnos: “¿por qué siento esta sensación?, ¿la persona por la cual siento celos realmente pretende hacerme daño?, ¿qué podría hacer yo para eliminar este sentimiento y establecer una relación más sana con esa persona?…. así, podemos hablar con nosotros mismos y llegar a la profundidad de por qué nos sentimos tan mal.
A veces, dependiendo de las circunstancias es también muy sano el poder expresar cómo nos sentimos a las personas que causan nuestro malestar. Explicarle a alguien cercano cómo nos hace sentir su comportamiento puede ayudar a desbloquear esa situación e incluso mejorar la relación familiar o de amistad que tenemos con esa persona. Un ejemplo que podría ilustrar esto sería el chico que mira a otras chicas de forma descarada a pesar de estar su pareja delante. En este caso, aconsejaría que su pareja le dijese cómo le hace sentir ese comportamiento y que intentase ponerse en su lugar. No quiere decir que siempre que expresemos nuestros sentimientos consigamos que los demás modifiquen su conducta, pero sí podemos obtener una información más clara acerca de qué tipo de relación queremos tener y que quizás no sea la que tengamos en ese momento. Esto puede ayudarnos a tomar decisiones futuras de forma más clara y no quedarnos estancados en relaciones tóxicas.
– Miedo. Cuando sentimos miedo a un nivel profundo, por no quedarnos solos, por no encontrar la pareja adecuada o por perder cierta amistad, puede que nos bloqueemos y no seamos nosotros mismos. Pregúntate a qué tienes miedo realmente cuando sientes celos: a no ser querido, a estar solo, a no ser lo suficientemente valorado … puede que encuentres la respuesta a esa sensación tan destructiva para ti y para los que te rodean.
Sentir celos es algo humano, pero cuando sientas que esa sensación te está creando un malestar mayor a nivel personal y con las personas que te rodean, te aconsejaría que dediques algo de tiempo a valorar si realmente merece la pena seguir sintiendo esa emoción tan dañina. Si por ti mismo no eres capaz de buscar solución, puedes buscar consejo profesional. No es algo con lo que tengas que cargar de por vida. Ir quitando de nuestra mochila de la vida todo aquello que nos hace daño y nos hace infelices es lo más inteligente y sano.
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