Con la llegada a nuestras vidas de las ya inseparables mascarillas, multitud de profesionales han notado cambios en su voz. Y me refiero a trabajos en los que la voz es una herramienta indispensable como lo es para los profesores, locutores de radio, periodistas, etc. En este caso me centro en los profesores, pero el artículo es aplicable a los demás profesionales que dan uso de su voz de forma prolongada.
Sois muchos los que notáis un efecto negativo en vuestra salud vocal viéndose aumentado el número de casos de disfonías por sobreesfuerzo por el uso de las mascarillas en clase; es importante que no forcéis la voz, la clave no está en elevarla sino en vocalizar más y de forma más exagerada. Existen pautas para combatir o paliar los síntomas, como que os hidratéis mucho bebiendo agua/líquidos regularmente y como os he comentado vocalicéis más en lugar de elevar el tono de voz ya que esto puede perjudicaros y no está demostrado científicamente que el llevar mascarilla reduzca vuestra capacidad/potencia al hablar. Para todas las profesiones relacionadas con la comunicación, la voz es una herramienta fundamental en el trabajo, es muy importante cuidarla descansando correctamente, con una buena alimentación, evitando hábitos nocivos, usando soportes de ayuda como los micrófonos, etc.
Este tipo de ayudas tecnológicas son muy buenas como amplificadoras de voz y debemos saber que si llegamos a tener una disfonía, el reposo y cuidado vocal es indispensable por lo que es mejor prevenir el problema desde una perspectiva previsora a que sea demasiado tarde y estemos varios días sin poder usar nuestra voz o usarla de una forma muy deficitaria.
A veces, por propia inercia tendemos a elevar la voz al notar la presencia de un obstáculo que bloquea la salida del aire y de nuestra voz (en este caso hablamos de las mascarillas) tenemos una falsa sensación de que disminuye nuestra resonancia y de que tenemos que esforzarnos un poco más pero realmente esto es totalmente contraproducente para nuestra voz, ya que lo que conseguimos es una tarea de tensión en nuestras cuerdas vocales que prolongada a lo largo de todas las horas de la jornada mañanera de trabajo hacen que con el paso del tiempo nuestra voz suene ronca, áspera, entrecortada…
Podemos evitarlo si hacemos un ejercicio de vocalización excesiva (que no daña las estructuras fonatorias) combinado con una buena hidratación con agua y una correcta coordinación fonorrespiratoria para que el flujo de aire nos ayude en la proyección de la voz.
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