Que un fisioterapeuta que atiende a su paciente sea ciego ya es asombroso como forma de superación y así lo es la vida de Rangú, su perro guía…Golden Retriever cruzado con Labrador.
Como veterinario muchas veces me preguntan si los perros ven en colores o solo en blanco y negro pero pocas veces nos ponemos a pensar “como logra ver” para que su amo pueda cruzar una transitada avenida, cómo evitar o indicar los bordes de la acera o los obstáculos imprevistos…
En versión de uno de los clientes que me contó lo que hoy escribo, me dice que España es el mejor país para un ciego. Esto no es invento ni casualidad, es que ya en 1963 el esfuerzo de la ONCE, junto al Club de Leones y organizaciones solidarias de toda España lograron ponerse de acuerdo para que ¡los ciegos tuvieran acceso al perro guía!
Estos perros son estrictamente controlados y sus dueños asumen la responsabilidad de cumplir con los requisitos para que nunca sean un peligro para la sociedad. Por eso siempre acuden a nuestras clínicas ya sea para sus vacunas o para tenerlos “a punto”.
Ellos, los perros, van provistos de un arnés especial y se ubican al lado izquierdo de la persona. Han pasado por un durísimo adiestramiento para evitar distraerse y dejar espacio a ambos lados para que nadie “choque” o “roce” al hombre, igual que se detienen cuando no se puede cruzar.
Mi natural tendencia a acariciarlos se ve frustrada al llegar a su dorso y toparme con un cartelito en letras por demás bien visibles:
“No me distraiga, estoy trabajando”
Llega al semáforo y Rangú se detiene; está atento pues en cierto momento oirá un pitido, ¡es una orden!
Muchas veces habremos sentido el pitido de algunos semáforos, especialmente los de avenidas importantes pero nunca nos hemos preguntado su significado, lo que no se ve, ¡se puede oir!
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