Una de las características más relevantes de nuestra sociedad es la llegada de las redes sociales. Dentro de un mundo cada vez más tecnológico, estas plataformas han causado un gran impacto en nuestras vidas y también a nivel psicológico están dejando su impronta.
Desde muy pequeños, los niños y niñas manejan móviles, tablets, y las redes sociales casi como verdaderos expertos. Es algo tan instaurado ya en nuestro día a día, que, a pesar de ser novedoso, ya que pocos años atrás ni existían, lo hemos normalizado y no le damos mayor importancia a su uso.
Desde un punto de vista meramente técnico, estos avances nos ayudan si son bien utilizados. Nos facilitan la búsqueda rápida de información, nos conectan con personas con las que nos resultaría muy difícil contactar, permite que podamos conocer otros países, otras culturas e incluso a nivel educativo existen infinidad de posibilidades de apoyo y ayuda.
La parte más preocupante es la cara B de estas plataformas. Como niño que crece viendo cómo otras personas exponen sus vidas continuamente y muestran físicos y vidas “perfectas”, puede distorsionar su visión de la realidad. Nuestros jóvenes se exponen a la presión social que ejercen estas plataformas, ya que proliferan perfiles que venden falsas realidades. Una gestión inadecuada de las redes sociales, pueden generar en aquellas personalidades con cierta predisposición a sufrir problemas psicológicos.
- Baja autoestima (por no alcanzar ciertos ideales estéticos o personales)
- Frustración (desear aquello que no se puede alcanzar)
- Trastornos de alimentación
- Tristeza o depresión
- Trastornos del sueño
No hay que olvidar la adicción que generan este tipo de plataformas. Hay adolescentes y no tan adolescentes que son incapaces de pasar un buen rato sin su teléfono móvil o sin subir contenidos digitales.
¿Qué se esconde tras aquellas personas que sienten la necesidad de exponer sus vidas? Hay quienes sólo muestran situaciones positivas, como viajes, comidas, artículos de lujo…pero también hay quienes aparte de todo esto muestran cuando lloran, cuando están tristes. Incluso hay muchos casos, en los que tienen un bebé y le abren una cuenta a ese bebé para cada día subir contenido a las redes y que cualquiera pueda ver su evolución. A veces me pregunto qué motivación habrá detrás de una idea como esa, ¿puede ser por el deseo de querer mostrar una vida idealizada o solamente será una cuestión económica y publicitaria? Sea cual sea la respuesta, es muy llamativo que nos comportemos así.
Esa exposición de nosotros mismos a tanta gente, también provoca reacciones de todo tipo, como gente a la que le guste y apoye esos contenidos o gente que critique y diga cosas que pueden afectarnos profundamente. Controlar las conductas de los demás a ese nivel es muy complicado por no decir imposible, así que hay que tener una gestión emocional muy trabajada para recibir críticas continuas y que afecten lo mínimo posible.
Respecto a los niños, los adultos deberían realizar un control de aquello que muestran o exponen sus hijos a diario en las redes sociales. Los niños y jóvenes tienen varias cuentas, en algunas dejan a sus padres monitorizar lo que hacen, pero en otras no. ¿Queremos realmente que alguien que está en otro país vea a mi hijo/hija bailando? ¿Qué pueda acceder a sus fotos, a su modo de vida? Es realmente peligroso. Un uso responsable y limitado puede resolver muchos problemas futuros.
En una sociedad cada vez más superficial y hedonista, en la que se promueve todo el tiempo el disfrute y el poseer objetos de alto valor económico, podríamos parar un poco para proponer también una línea diferente, en la que se le dé valor al esfuerzo, al trabajo diario y a poder disfrutar sin tener que enseñar todo el tiempo aquello qué se hace. Poder ir de viaje y no perderte nada, aunque hagas menos fotos y vídeos, pero realmente lo has disfrutado a tope porque lo has vivido tú en persona.
Como algo que ha creado el hombre, las redes sociales deben estar a nuestro servicio, es decir, las debemos usar cada uno de nosotros en nuestro beneficio, pero no deben ser causa de malestar o de problemas. El ser humano debe tener juicio crítico, debe pensar por sí mismo y no dejarse llevar por modas y corrientes puntuales de pensamiento. Una óptima gestión de todo aquello que nos rodea nos va a ayudar a que nuestras vidas sean más equilibradas y tranquilas. Si conseguimos liberar nuestra mente de cargas inútiles, seguramente nos sentiremos más libres y tendremos un mayor control de nuestras vidas.
“Sólo es capaz de realizar los sueños el que, cuando llega la hora, sabe estar despierto “ León Daudí (1899 – 1985)
Noelia dice
¡Excelente post! Explica muy bien el impacto que tienen las redes sociales en la salud mental de las personas, especialmente de los jóvenes. En caso que necesitas un cambio en tu vida, lo mejor es acudir a un profesional del coaching. Podemos encontrar más información al respecto en internet.