Cuando el Dr. Jenner en el siglo XIX descubrió el poder protector de las vacunas contra la viruela, no habrá faltado quien creyera en magia médica o aún en brujería de chamanes.
Hoy, en pleno siglo XXI la prensa mundial nos empuja a creer que habrá una vacuna contra el mal que nos azota. Y es que efectivamente ¡la habrá!
Pero la gran pregunta que nos debemos hacer es: ¿Qué es una vacuna?
¿Qué poder mágico puede llegar a tener? ¿Protege a todos por igual?
El concepto de vacuna es simplemente inocular al organismo los microbios o virus previamente disminuídos en su agresividad original. Esto se logra matando directamente el virus con sustancias como el formol e inyectando lo que queda de ese virus para que el cuerpo reaccione ante su presencia en la sangre.
Los restos de virus muerto se llaman antígenos y son capaces de crear en el cuerpo lo que se llama anticuerpos, comúnmente los llamamos “nuestras defensas”.
¿Qué se necesita para esto? Simple. Lograr un virus que no enferme pero que le haga creer al cuerpo que sí y así producimos anticuerpos.
¿Quién elabora estos anticuerpos? – Nuestro sistema inmunológico. Aquí intervienen casi todos nuestros órganos y es por esto que no todos elaboraremos defensas iguales.
Hoy existe una población que llamamos “inmunosuprimidos” que son los trasplantados o los que padecen enfermedades que requieren tratamiento con cortisona, también los ancianos pueden estar en esta categoría.
Tal como la gripe se ha instalado en el mundo, el Covid 19 no sucumbirá a la magia de la vacuna, se controlará y nos protegerá pero no eliminará la enfermedad. Al igual que la gripe que cada año se nos presenta con los primeros fríos, el Covid 19 es un nuevo inquilino del micromundo que no vemos pero sabemos está allí.
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