Para utilizar nuestra voz con el máximo rendimiento, menor gasto y mínimo esfuerzo debemos acudir a lo que llamamos “impostación o colocación de la voz”; impostar deriva del latín “imposta” que significa poner en su lugar.
La impostación se logra tras un arduo y largo trabajo de mecánica respiratoria, articulatoria, de conocimiento anatómico, de autodominio personal, de formación musical y estilística, del conocimiento de la física, y fundamentalmente por la incorporación y automatización de todos estos conceptos.
Muchas veces recurrimos a lo que llamamos la “técnica vocal”, es el modo de utilizar los órganos fonadores, sobre la base de automatismos neurológicos, sensomotrices adquiridos por entrenamiento y que permiten al sujeto un rendimiento vocal adecuado en cuanto a frecuencia, intensidad, timbre y todo ello sin fatiga vocal.
La técnica vocal también está relacionada con las sensaciones corporales que percibe el cantante mientras canta, por lo cual incluye el conocimiento y dominio de todos los sistemas que intervienen en la producción de la voz cantada, estos son: postura, esquema corporal vocal, respiración – coordinación fono respiratoria, emisión – resonancia, proyección vocal, musicalidad – oído musical, articulación – dicción, interpretación.
Existe una interdependencia funcional entre la laringe con los otros órganos o sistemas; por ejemplo la laringe y el aparato respiratorio, el cual aporta la corriente de aire espirado que, al pasar por el espacio que delimitan las cuerdas vocales, se sonoriza y hace posible la producción de la voz hablada y cantada. Es necesario para ello tener un adecuado tono muscular, ya que la tensión localizada en diferentes zonas del cuerpo varía de persona a persona, de acuerdo a su historia personal, postura, etc.
La emisión de la voz puede llevarse a cabo con mucho aire lo que obligará a las cuerdas vocales a trabajar en forma excesiva y tensa. Puede haber un fuelle deficitario como consecuencia de un diafragma inhibido. Pero todos estos síntomas son reflejo de una manera particular de manejar nuestro cuerpo, de adaptarlo al espacio, a la vida, a las cosas cotidianas, a las emociones, a nuestros sentimientos reprimidos o no manifestados. Por tanto somos una unidad. Nuestro cuerpo reacciona psíquico, emocional y muscularmente ante los estímulos. Con todas estas premisas se puede afirmar que existe una plena interrelación entre el comportamiento del cuerpo y el estilo comunicativo de la persona. Para lograr una postura adecuada (alineación corporal) es importante tomar conciencia de nuestra verticalidad; nuestro cuerpo se ve atraído hacia abajo por la gravedad de la tierra, lo que implica una alineación que reparte nuestro peso corporal equitativamente. Es el arte de la voz y como todo nuestro cuerpo está conectado en respiración, postura, emoción, etc. Todo ello para emitir sonido.
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