Jorge y Kiko Montoro Escaño son dos hermanos mellizos de Vélez-Málaga, profesores de Educación Física ambos y doctores en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Tienen treinta y siete años y son unos apasionados de la vida y, en ella, cómo no, del deporte y la aventura. Han participado en diversas experiencias federadas de triatlón, representando a su club, el Club Deportivo Axarlón, además de destacar sobremanera en el deporte del vóley, siendo en ambas disciplinas deportivas, los dos,
entrenadores nacionales. Pero estos inquietos hermanos no dudan en crear sus propias historias, lo mismo con sus alumnos durante el curso escolar, o con sus amigos a través de lo que dan en llamar Kalaveraken, busquen en YouTube, en donde dan vida a personajes ficticios o históricos, aprovechando también que su padre, el profesor Francisco Montoro, colaborador de TODO, no cesa de publicar historias de nuestra tierra. Crean cortometrajes de un humor surrealista con su grupo de amigos de siempre y algunos familiares, porque son capaces de hacer que su madre también tenga su papel como actriz. Pero sin duda, con lo que más disfrutan son con sus retos personales en relación con el deporte, al que se sienten muy ligado, y así el domingo 20 de agosto completaron el más difícil todavía, al participar y completar el Ironman de Copenhague, con 3’86 km de nado, 180 km de bicicleta y acabar con una maratón (42’195 km). Pero lo que es de por sí una prueba al alcance de muy pocos, para ellos fue la guinda a toda una odisea ciclo turista, que les sirvió, según comentan, como entrenamiento. Y es que cubrieron durante el mes previo la distancia entre Torre del Mar, de donde salieron el 20 de julio, hasta Copenhague, lugar de la cita, todo ello en bicicleta. Además, al llegar a cada etapa, iban sacando tiempo para entrenar también la natación o la carrera, según el caso. Es decir, unos 3.400 kilómetros más las añadiduras propias de cada día.
La idea pone el colofón, aunque seguro no será el último, a una historia que los unió aún más que su nacimiento, como fue el superar en 2013 ambos un ependimoma en la fosa posterior del cráneo, tras una exitosa operación quirúrgica. Después, en noviembre de 2016, Kiko tuvo de nuevo que ser intervenido y fue en ese momento donde se fraguó este reto turista-deportivo, como ellos lo llaman también. Porque no es el primer ironman que afrontan, han participado en el de Lanzarote y el de Niza antes, y Kiko Montoro ya vivió la experiencia junto a un amigo de realizar la travesía en bicicleta desde Estambul a Gibraltar, recorriendo entonces 4.911 kilómetros a lo largo de 11 países. Además, son asiduas sus participaciones en otros retos de resistencia además del triatlón. El hecho de coincidir la fecha casi con el fin del periodo vacacional en la docencia, con tiempo de sobra para llegar antes en bicicleta, los animó para que este que presentamos fuese el reto a afrontar tras superar la nueva intervención quirúrgica de este pasado invierno de Kiko. Una locura, sin duda, de gente muy cuerda, ya que como su madre Lola Escaño comentó en la TV autonómica, “de locos nada porque para llevar a cabo una hazaña de este tipo deben llevar una vida muy organizada” de entrenamientos, alimentación,… sin descuidar, claro está, el aspecto mental y la planificación del viaje.
Ha sido espectacular el mero hecho de poder seguir la hazaña, día a día, a través de la Fan Page de Facebook “Desafío Torre del Mar – Copenhague”, donde se han sentido además apoyados por su gente y su tierra. Han inventado, como dicen, una nueva manera de hacer turismo, o de viaje de bodas, porque Kiko se casó días antes de la salida, con lo que llaman el ciclo turismo. Porque la bicicleta fue la gran protagonista de este gran reto y además la familia se ha hecho presente a lo largo del recorrido en momentos puntuales. Con la mira puesta en el ironman danés, atravesaron la costa mediterránea, cruzaron Francia, Alemania hasta llegar a la cita, buscando instalaciones adecuadas en las etapas donde entrenar el resto de disciplinas. En las primeras etapas, sobre todo, encontraron amigos que esperaban en distintos lugares para acompañarlos en la aventura momentáneamente, pero a partir de que entraron en suelo francés, la compañía era la fraternal, la de un hermano junto al otro. Eso sí, la entrada en Copenhague la hicieron con un amigo danés que conocen de Torre del Mar. A la dureza del largo recorrido y de lo desconocido, se unían a veces las inclemencias meteorológicas, sobre todo la lluvia y el viento muy fuerte que les recibió en contra en la zona norte de Alemania. Aunque sin duda para ellos, lo más duro fue la prueba en sí del ironman.
Las sensaciones los días anteriores eran muy buenas, compartían en las redes sociales, e incluso el mal tiempo lo agradecían porque disfrutan de “las emociones fuertes”. “Pues más felices”, decían. Salida hacia el agua donde completaban unos tiempos similares a los que han hecho en otros ironman, a pesar de lo fría que estaba el agua, en una parte de la prueba que era la que menos habían podido preparar en el camino. El tramo de bicicleta resultó un tanto más baja de lo esperada porque estimaban hacerla a 36km/h, y finalmente salió 35,5 para Kiko y 35 para Jorge. El viento de 30 km/h con rachas a 40 y la lluvia fría durante la segunda vuelta al circuito dificultaban mucho este sector. Y después, para acabar, una maratón. El infortunio para Kiko fue que con el suelo mojado pegó un resbalón en el km 4, sintiendo un fuerte pinchazo en el isquio y fascia plantar derecha. Momento duro que no lo paró porque se prometía disfrutar del momento ante todo. Kiko siguió como pudo pero no cesó en su empeño. Finalmente, completaron el recorrido con unos tiempos de 10 horas 19 minutos 44 segundos para Jorge, y 10 horas 45 minutos 36 segundos para Kiko. Se puso ahí colofón a una aventura que les marcará por siempre en la que afirman “ha sido la aventura de nuestras vidas”.
Agradecen a mucha gente que les ha facilitado en parte la aventura. El apoyo constante de la familia que siempre está y Laura que los acompañó 1200km en coche para asistirlos en caso de problemas. También a amigos y patrocinadores con mención especial a un compañero del club Axarlón, Lars Aarup, que como venía en furgoneta desde Torre del Mar, les trajo las maletas y a la familia en todo el recorrido, les sirvió de cicerone y anfitrión en Copenhague, y además les trajo de vuelta las bicicletas a Torre del Mar. A la marca ABUS que se interesó por la seguridad y les proporcionó dos súper cascos. A Hansen Real State que los alojó junto a la familia una semana en Køge, muy cerquita de Copenhague. Apoyo importante también de patrocinadores que facilitaron la proeza como la Tenencia de Alcaldía de Torre del Mar, Clínicas Rincón Dental, Sigfridofruit, Pedal Extreme, y Fidias Health and Sport Centre, esta última empresa de deporte y salud, ayudando a optimizar el entrenamiento de cara al Ironman. Unos nombres que pasearon por toda Europa y que fueron referente en multitud de rotativos y medios de comunicación en la prensa de allí por donde discurrían los Montoro, y que siguen llamando la atención de estos veleños una vez de nuevo ya en casa.
La meta era que ambos completaran la hazaña, por encima del tiempo en sí, aunque para un deportista, el crono siempre está presente. Pero entre ambos tenían ese reto que cumplir tras unos momentos duros que habían sufrido estos años anteriores en lo personal. Pero con la sonrisa siempre por delante y el optimismo por bandera, bastaba ver las fotos que se realizaban en los momentos de hospital, la pasión por la vida les lleva a vivir siempre lo inesperado. Y una vez más superaron el reto.
Gracias Jorge, gracias Kiko, por vuestro ejemplo. Enhorabuena por lo que habéis realizado, pero sobre todo por esa lección de ganas de disfrutar de la vida, con la excusa del deporte, y que a la vez, sin duda, sabéis contagiárnoslas. GRACIAS
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