¿Os imagináis un rollo de papel higiénico con Bluetooth? No quiero ni pensar para qué se usaría la verdad.
Igualmente, aún sigo sin entender para qué queremos cepillos de dientes con este sistema instalado. Que sí, para saber la presión con que cepillamos nuestras perlas bucales, pero, ¿realmente pensáis que es necesario?
Las historias de las pifias en la tecnología vienen de largo. Recuerdo aquellas famosas ilustraciones de cómo creían los científicos que sería la vida en el futuro con coches voladores y otros artefactos que jamás llegaron a existir. Los Jetsons de Hanna Barbera han acertado bastante más .
También en algún artículo anterior hemos vistos productos tecnológicos nefastos que supusieron incluso la quiebra para las empresas que los crearon.
Pero en este artículo quiero ir más allá, quiero matizar que esto son implementaciones tecnológicas en productos que no lo necesitan. Voy a dejar claro que todo esto lo voy a hacer desde el punto de vista más humorístico que pueda:
Traductor de lenguaje canino y Twitter:
Sí, lo que te imaginas. Es un collar para perros que tiene precargados unos cientos de mensajes y que, supuestamente, cuando nuestro amigo canino ladra, este artefacto “traduce la frase” y la tuitea en la cuenta que le hayamos configurado. ¡Qué locura leer “Me estoy rascando detrás de la oreja porque me aburro” o “¿Por qué mi humano no viene si hace 2 minutos que se fue a trabajar?!
Tampón que te avisa cuando tienes que cambiarlo:
No soy un experto en la materia de la menstruación de las mujeres, pero sí he tenido mis conversaciones a modo de curiosidad con mis amigas sobre el tema y si de algo estoy seguro es que cualquier fémina que este en “esos días” (parece que nos da miedo decir la palabra REGLA) sabe perfectamente cuando tiene que cambiarse el tampón.
Además (estereotipo a continuación), en esos días con lo cabreada que estáis, seguro que le gritáis y le formáis una bronca a la APP que la pobre no tiene nada que ver.
Horno… con WIFI:
¿En serio? ¿Una APP que se conecta con WIFI para que podamos subir y bajar la temperatura, el tiempo, poner a gratinar o ponerle un “salvapantallas de un cordero asándose dando vueltas” al cristal del horno?
Además, necesitáis una APP para todo esto… y yo tengo una APP mejor… se llama “I-Piernas” que te llevan a la cocina y te permiten llegar a tu cacharro ‘cocinador’ de calor para poder darle con tus manitas a los botones… o, ¿acaso vives en un castillo y tienes que andar 13 kilómetros para llegar?
La lavadora que se compra su propio detergente:
Aquí nos la pueden pegar con queso y es que ¿qué detergente compra? ¿Dónde lo compra? ¿Con qué criterio? ¿La programo yo? ¿Y si la marca de la lavadora no elige el aroma del detergente con jabón de Marsella o de lirios de la ribera del Nilo que a mí tanto me gusta? ¿La despido?
La verdad es que, humor aparte, usa la tecnología (ya casi desaparecida) de los botones Dash de Amazon y a esta le puedo ver utilidad, ya que calculas cuantos lavados te dura una caja de detergente y cuando se cumpla un 80% de esos lavados pues te lo encarga a la plataforma directamente.
Sartenes:
Sí, sí. Esas sartenes que te miden el peso de los alimentos que están en ella, que te controlan las temperaturas de esos deliciosos filetes de ternera de Ávila para que no se pasen ni lo más mínimo y los jugos de la carne permanezcan dentro de ella y que, si además lo pretendes hacer “churrascaíto”, saca una mano y te da una colleja mientras que una voz robótica te dice “Esa carne no va a tener los 3 colores óptimos necesarios para su correcta degustación”
El sueño de Arguiñano, aunque viendo la cantidad de comida que hace este señor en una sola receta va a necesitar una APP más grande.
Botellas de vino con pantallas táctiles:
¿Se te resisten los taninos de un buen Rioja? Si ya no sabes a qué temperatura debes mojar ligeramente tus labios para degustar un vino en su punto óptimo de oxigenación o qué cantidad de aire aspirar para oler un buen Ribera del Duero, esta es tu botella. Por el módico precio de 200$ tendrás una botella METÁLICA (esto ya no me cuadra y creo que un purista del néctar de los dioses tampoco) que te dirá toda la información del maná que tenga dentro.
Además, podrás comprar desde la pantalla otros vinos y demás, pero, ¿os imagináis a Baco, dios del vino, con una ‘tajá’ como un piano encargando vino?:
– Baco, que has dicho que ibas a comprar 2 botellas y has puesto 222 ajajajjajaja.
– Jajajajajaj. “Enga” otra copita pal tito Baco.
Despertadores con olor:
Aquí personalmente se me ocurren muchas formas de trolear (bacilar) al dueño de esto. Según en su web hay aromas encapsulados de césped recién cortado, mar, montaña, café, pan tostado, menta, chocolate, croisants, etc, pero ¿qué pasa si el usuario es muy difícil de despertar?
Creo que yo inventaría el aroma a intenso estiércol fresco de buey de Waygu puesto al sol de Sevilla en Julio durante 2 días. Los despertares serían instantáneos e incluso antes de que sonase el despertador.
Colchón a prueba de infidelidades:
¿Dónde quedó en contratar a aquellos detectives privados de películas de los 80 que con una cámara desde su coche y unos objetivos tan largos como el cañón de un tanque, descubrían a esos maridos y mujeres infieles?
No, ahora hay un colchón que detecta si el lecho nupcial está siendo mancillado vigorosamente mientras un mensaje nos llega a la APP de nuestro Smartphone mostrándonos el movimiento realizado, la intensidad, el historial y qué postura del Kamasutra está siendo ejercida, así como de que versión o edición se trata.
Esperemos que no haya muchos divorcios porque a los niños un día se les ocurrió ponerse a saltar encima como si fuese una cama elástica.
Hay varios más como cinturones, sujetadores, neveras, altavoces, pero creo que con estas maravillas de la tecnología tenemos bastantes.
¿Y tú? ¿Conoces alguno más? Puedes contárnoslo como siempre en las redes sociales.
Salud.
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