Puede que como padres podamos preocuparnos por lo que consideraríamos problemas del niño o niña con el lenguaje. Aunque cada niño evoluciona a su propio ritmo, saber qué es normal y qué no a esta edad puede ayudar a detectar precozmente retrasos y alteraciones del habla, sabemos que como todo, es muy importante descubrirlo cuanto antes, porque cuando los defectos del lenguaje son leves, puede bastar con la actuación adecuada de los padres; Un niño o niña de 2 ó 3 años habla en la medida en que ve la oportunidad de expresarse, ellos sencillamente responden a la voluntad de los papás. Por eso nuestro apoyo es vital para un sano crecimiento y para corregirlo con cariño, con el fin de que, poco a poco, vaya asimilando el uso de nuevas palabras dentro de su vocabulario.
Pero si existen trastornos serios, será necesaria la intervención de un especialista una de las alteraciones más frecuentes en el lenguaje infantil son las llamadas dislalias: el niño no pronuncia correctamente uno o varios sonidos del lenguaje (los omite o los sustituye por otros). Hay una fecha de corte, que más o menos son los dos años, que es la edad en la que un niño ya tiene la capacidad de expresarse y, por lo tanto, ya debe tener un lenguaje básico estructurado, que comienza con monosílabos, después con bisílabos y así́ sucesivamente. Debemos quedarnos tranquilos, sabiendo que hasta entrados los seis años, generalmente, no dominan la correcta producción de todos los sonidos del habla. Con tres años es normal que utilicen mecanismos de «asimilación» (por ejemplo decir «fufanda» en vez de «bufanda»), para las palabras complejas.
Sin embargo, debemos tomar medida, si un niño de tres años presenta alguno de las siguientes alteraciones:
- Ceceo (pronunciación del sonido /z/ en lugar del sonido /s/): «zopa» en vez de «sopa».
- Guturalización del sonido /r/: «togue» en lugar de «torre».
Sustitución de los sonidos que se articulan en la parte posterior de la boca (/k/, /g/, /j/, /ch/, /ll/ y /ñ/), por otro que se articula en la parte anterior (/t/, /d/, /s/, /l/ y /n/): «sapa» por «chapa» o «lave» por «llave»… - Omisión de las consonantes finales de las palabras: «baló» en vez de «balón».
Si Tartamudea
En ocasiones, a los tres o cuatro años aparece el denominado tartajeo, el niño actúa como si fuese tartamudo, sin embargo, a esta edad no suele tratarse de una alteración del lenguaje, sino de una etapa normal en su evolución: el niño piensa más rápido y con mayor complejidad de lo que puede hablar. En estos casos, lo mejor es que aquellos que quienes estemos con ellos, se comporten normalmente y no le angustien, debemos seguir las siguientes pautas:
- Dejemos que el niño termine las frases sin mostrar impaciencia y fijándonos más en lo que dice que en cómo lo dice.
- No hay que rectificarle ni hacer observaciones sobre su aparente problema.
- No es bueno insistirle en que repita las palabras.
- No debemos dar importancia al problema y tampoco transmitir al niño ansiedad con palabras o gestos.
- Nunca se debe regañar al pequeño por sus dificultades ni imitarle y, mucho menos, burlarnos de él por su forma de hablar.
- Habrá que acudir al especialista solo si el problema continúa a los cinco años o si existen otros problemas de la fluidez del habla asociado a este, como silabeo o problemas de articulación.
Si cambia el orden de las silabas
A los niños/as de esta edad les resulta difícil pronunciar en el orden correcto las sílabas de las palabras largas: dicen «cocholate» en lugar de «chocolate», etc. Este cambio de sílabas suelen desaparecer espontáneamente después de algún tiempo, una vez que cumplen los cinco años. Solo si las translocaciones de sílabas persisten más allá de esta edad, o se resisten a los intentos de corrección, podremos hablar de un verdadero trastorno del habla. En este caso, habrá que acudir a un especialista.
¿Qué hacer?
- Si existen problemas de inversión, lo primero es llamar la atención del niño sobre el orden correcto de las sílabas de las palabras problemáticas.
- Le pediremos que repita tranquilamente la palabra, sílaba por sílaba, para que, después, intente decirla de un tirón.
Si existe dislexia
Propiamente hablando, solo existe dislexia cuando alguien muestra dificultades de lectura y escritura. La causa de la dislexia suele encontrarse en sutiles trastornos del lenguaje oral. Las dificultades que se observan en la lecto-escritura del niño disléxico, son las mismas por las que atraviesa cualquier otro/a mientras está aprendiendo a leer y escribir, solo que en el disléxico perduran más de lo usual. Por ello, la dislexia no se puede diagnosticar plenamente hasta los siete u ocho años.
¿Qué hacer?
Si detectamos en el niño confusiones de sonidos y problemas de pronunciación, debemos consultar con un/a logopeda cuanto antes.
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