Todo lo relacionado con la educación está en constante evolución y desarrollo. Es un mundo dinámico que requiere un intensivo estudio continuamente. Este tema en concreto, las tareas extraescolares, son polémica desde hace tiempo.
Cada vez están peor consideradas las cadenas de actividades propuestas a nuestros hijos para hacer en casa, son muchos los estudios que nos hablan sobre el tema, como el autor A. Kohn (2013) en su libro “El mito de los deberes” que piensa que los deberes no consiguen el objetivo de aprender ni motivar, solo algo que acabar. En la ley educativa vigente en el estado español (LOMCE) no se habla de cómo se rige este tema, lo deja en las manos del proyecto educativo del centro.
En mi opinión creo que es un gran tema por debatir ya que es influido por tres perspectivas muy importantes en la educación: la perspectiva del docente, la perspectiva del alumno y la de la familia.
Si lo vemos desde la perspectiva del docente, este necesita asegurarse de que el alumno recibe y asimila los conocimientos de forma correcta, aunque sin duda la opción de trabajar con deberes para casa va a depender de la metodología empleada por el docente. Una metodología que apoya los deberes o tareas extraescolares, sería la metodología tradicional que apoya el aprendizaje mayoritariamente memorístico, por lo que se requiere de actividades repetitivas para que el alumno asimile lo que se ha dado ese día, normalmente en la exposición oral del profesor en clase.
En cambio, cuando la metodología es más actual y está influida por nuevas corrientes, las actividades son esenciales, pero se desarrollan en clase para trabajar en grupo con los compañeros y con la ayuda del profesor, no de los padres. Quizás se apoye con alguna actividad de investigación para realizar en casa donde el aprendizaje siga aumentando con nuevos conocimientos, esto fomenta el aprendizaje constructivo en el que el alumno construye su aprendizaje por medio de razonamientos y procedimientos.
Desde la perspectiva para el alumno, los deberes pueden ser positivos ya que crean hábitos de trabajo y refuerzan los contenidos que trabajaron en clase, pero por el contrario aumentan su carga de trabajo, quitándoles tiempo para el juego y a veces causándoles estrés, la mayoría de tareas no tienen carácter pedagógico apagándoles la creatividad y la imaginación. A veces incluso este tipo de obligaciones generan desigualdad de posibilidades entre los alumnos ya que muchos no se pueden permitir academias o que sus padres trabajen con ellos.
Y desde la posición de la familia observo que es un doble trabajo para los padres el tener la obligación de cumplir con los deberes de su hijo para que no baje el nivel de este en clase, aunque otras familias están de acuerdo por el simple hecho de que sus hijos estén ocupados.
En conclusión, puede que lo principal de este debate sea, que las tareas para casa deban estar justificadas como herramienta pedagógica para el docente. Como ya he ido describiendo, en mi opinión se observan factores positivos y negativos en relación con los deberes para casa, creo que bien utilizada puede ser una herramienta clave para el buen aprendizaje de los alumnos. Y entendiendo que estas tareas no deben ser evaluadas, ya que forman parte del proceso de aprendizaje del alumno, deben ser utilizadas para construir no para evaluar.
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