En el artículo anterior, expliqué los estilos de comportamiento pasivo, agresivo y asertivo, y cómo éste último resulta el más equilibrado para ser nosotros mismos y mantener relaciones personales más satisfactorias. Depende de la tendencia personal de cada uno debemos ir practicando poco a poco e iremos notando pequeños cambios que finalmente se convertirán en una forma diferente y más adecuada de comportarnos para sentirnos mejor y más como realmente somos nosotros mismos. Si tendemos a comportarnos con un estilo más agresivo o pasivo, posiblemente generaremos más conflictos y roces con las personas con las que interactuamos. Ser más asertivos no eliminará de raíz estos conflictos, pero nos sentiremos mejor con nosotros y con los demás. A veces pensamos que nos comportamos de una determinada manera porque es nuestra personalidad y no podemos hacer nada por cambiar eso. Realmente esto no es así. Nuestro estilo de comportamiento se genera a raíz de nuestra personalidad que se ha ido formando a partir de todas las circunstancias que nos han rodeado y de las personas con las que hemos interactuado. Todo ello podemos ir modificándolo con la práctica.
Para empezar, debemos ser más conscientes de cómo nos comportamos, de qué estilo de comportamiento se acerca más al que utilizamos. La autoconsciencia o autoconocimiento es el primer paso para elegir qué debemos ir cambiando. Incluso, puedes observar qué tipo de lenguaje verbal y no verbal utilizas, como tus gestos, miradas, tono de voz, etc. No es lo mismo mirar a los ojos de forma relajada a tu interlocutor, que evitar el contacto visual o mirar fijamente ocupando su espacio personal. El efecto del mensaje difiere si utilizamos uno u otro.
Ser asertivo no es sinónimo de ser más egoístas o satisfacer en todo momento nuestro ego, sino aprender que tanto los derechos de los demás son iguales a los nuestros. Se trata, en definitiva, de relacionarnos en términos de igualdad, no de superioridad o inferioridad.
Te muestro diferentes ejemplos de interacciones del día a día para ir practicando:
- Un amigo te pide que le lleves al aeropuerto. Ese día tenías una cita con un amigo al que no ves hace tiempo y la programasteis hace semanas. ¿Qué harías? Ser asertivo en este caso sería decirle que ya tenías programada la cita hace tiempo y que de no haber sido así le hubieses llevado encantado. Puede que tu amigo se decepcione un poco, pero debería entender que sus planes no tienen que estar por encima de los planes de los demás. Si cancelas la cita y le llevas, seguro que no te sentirás bien, el amigo que esperaba verte se sentirá mal y el mensaje que recibe el amigo que te pide el favor, es de que estás ahí siempre para su bienestar.
- Tu compañera de trabajo que siempre llega tarde y se suele ir antes, te dice que tiene que marcharse media hora antes para ir al médico una vez más, y que si puedes hacer su tarea. La forma asertiva de comportarse sería decirle que necesitas salir a tu hora para cumplir con tus compromisos personales o familiares, “vaya, necesito salir hoy a mi hora porque recojo a mi madre, me esperan para almorzar o lo que sea”. Esta compañera debe aprender a gestionar su tiempo porque el suyo no es más valioso que el de los demás. La próxima vez que pida una cita médica acorde a su horario laboral.
- Has sido presidente de tu comunidad de vecinos durante dos años y no quieres repetir, pero te piden que sigas en ese puesto. Asertivamente, deberíamos decir que agradeces la confianza pero que piensas que sería positivo que otro vecino asuma ese papel y que no deseas ser presidente ese año.
No siempre vamos a poder comportarnos de esta manera, ya que dependiendo de las personas y las circunstancias a veces seremos más flexibles y cederemos. Pero el ir desarrollando esta nueva forma de comportamiento hará que nosotros nos sintamos mejor con nosotros mismos y los demás también nos respetarán más.
¿Cómo nos convertimos en seres más asertivos? Teniendo presente una serie de derechos asertivos, como por ejemplo:
- Tenemos derecho a decidir nuestros propios valores y estilos de vida, sin menoscabar a los demás. Siempre dentro de un marco de igualdad no de superioridad.
- Tenemos derecho a que nos traten con respeto al igual que respetar a los demás.
- Tenemos derecho a decir “no” en ocasiones, y no sentirnos culpables.
- Tenemos derecho a sentir y expresar nuestros sentimientos.
- Tenemos derecho a cometer errores.
- Tenemos derecho a pedir lo que necesitamos.
Este estilo de comportamiento no evitará que a veces los demás se sientan decepcionados con nosotros, pero no debemos sacrificar siempre nuestros derechos parar satisfacer a los demás. Actuar de esta manera, nos convertirá en seres más auténticos y nos sentiremos más respetados. También, ser más asertivo nos convierte en espejos para los demás y podremos ser ejemplos para otros que quieran adoptar este estilo de comportamiento.
Si te interesa este tema y quieres aprender más sobre ello, te recomiendo el fantástico libro de Ramiro J. Alvarez, “Para salir del laberinto”, del cual me he nutrido para realizar este artículo. Su lectura sencilla y con ejemplos seguro que te ayudará a ampliar la información que puedas necesitar para realizar estos cambios.
“En la vida te tratan tal y como tú enseñas a la gente a tratarte”.
Wayne Walter Dyer (psicólogo y escritor estadounidense) 1940-2015
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