Somos millones de seres humanos, todos con diferentes personalidades y características, pero puede que las que más nos dividan entre nosotros sean las de pertenecer a una determinada raza o etnia. ¿Por qué ocurre esto desde una perspectiva psicológica? Existen numerosos estudios sobre este tema, pero simplificando lo más posible la base de todo sería el miedo. El miedo desmesurado es la base de muchos de nuestros problemas a nivel personal y social. Sentimos miedo porque es un sistema que nos alerta y puede incluso salvarnos la vida, igual que al resto de los seres vivos. Pero cuando existe un miedo no óptimamente gestionado puede ocasionarnos enfermedades e incluso originar el racismo.
En 2012 se realizó un experimento en la Universidad de Brandeis cuyos resultados indicaron que en el cerebro, la corteza orbitofrontal activa el reflejo de alerta ante imágenes de personas nuevas o diferentes que explicaría la tendencia a reaccionar con miedo ante lo desconocido. Cuando sentimos miedo podemos reaccionar de muchas maneras, podemos huir, apartarnos, o incluso volvernos agresivos.
En 1968, el psicólogo estadounidense Robert B. Zajonc, nos habla de la “Teoría del efecto de mera exposición” o “Principio de familiaridad”, es decir, a mayor exposición a un estímulo (al que nos acercamos a priori de forma favorable), más nos gustará y puede cambiar nuestra actitud hacia él.
En la década de los 40, un matrimonio de psicólogos afroamericano, los doctores Clark, diseñaron un experimento llamado Doll Test (el test de las muñecas). En este experimento, niños de entre 3 y 7 años tenían delante varias muñecas iguales pero con diferente color de piel. La idea era comprobar cómo la influencia de la raza, el color de piel y el estatus influía en la autoestima de los niños afroamericanos. Las reacciones de los niños fueron sorprendentes. Solían elegir a las muñecas blancas como a las más bonitas y buenas. Incluso algunos lloraban y se querían ir cuando se les preguntaba a qué muñeca se parecían ellos. En 2016 se volvió a repetir este experimento en Italia con niños de diferentes etnias, y si te interesa el tema hay un vídeo en Youtube muy interesante y también bastante emotivo. Ver las reacciones de los diferentes niños a las preguntas del psicólogo es sobrecogedor en muchos casos.
¿Cómo podríamos solucionar esta situación desde el punto de vista psicológico?
Según todos los datos e informaciones de los que disponemos la humanidad debería hacer un gran ejercicio de consciencia, análisis y esfuerzo. A nivel social tampoco ayuda el sistema, porque cuando alguna familia de otra raza va a otro país, puede que se le ofrezca alguna ayuda económica pero esto no los integra en la sociedad de pleno. También hay que ser consciente de que el racismo a veces tiene una doble cara, ya que muchas personas poseen un gran sentido de pertenencia a su raza y cultura y no desean integrarse al resto ya sea por diferencias culturales o porque también en su fuero más profundo sienten miedo hacia lo diferente. Además puede que nosotros seamos racistas con ciertos grupos pero que en otros países seamos los afectados negativamente por ello.
A nivel personal sí podemos realizar un diálogo interno y no juzgar ni temer a alguien sólo por ser diferente a nosotros. Entender que somos y pensamos como lo hacemos porque hemos nacido por cuestiones ajenas a nosotros en un lugar y con un tono de piel determinados. Pero podríamos haber nacido en tantos lugares diferentes, yo como mujer podría haber tenido una realidad tan distinta, y la hubiese aceptado con casi total seguridad porque solemos aceptar la cultura y la vida que nos toca. Nos queda mucho como humanos para evolucionar en este y otros temas pero con pequeños pasos podremos conseguir grandes cosas.
“Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio” Albert Einstein, físico alemán de origen judío (1879-1955)
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