La psicología nos ha aportado a través de todas sus décadas de estudios e investigaciones, un profundo conocimiento de cómo funciona el ser humano. Básicamente, las personas poseemos un sistema de creencias personal y específico en cada uno de nosotros. En base a ese sistema de creencias o de ideas, generamos una serie de pensamientos, que pueden ser automáticos (por la rapidez en la que se presentan) o más elaborados. Estos pensamientos, a su vez, generan una respuesta somática en nosotros. Es decir, si voy cruzando por un paso de cebra y de pronto pienso que el coche que se acerca viene demasiado rápido, se producirá un aumento de mi ritmo cardíaco y pasaré a estar en modo de alerta ante un posible peligro. El reconocer que ese tipo de situaciones son peligrosas, junto a mi pensamiento, genera una conducta tal, como acelerar el paso o por el contrario pararme para no ser atropellado por el coche.
Para tener un mayor autocontrol personal, debemos poner atención a ese sistema de creencias que poseemos y que posiblemente sean la base de muchos conflictos y malestar hacia nosotros mismos o nuestro entorno, y también, debemos prestar atención al conjunto de pensamientos que elaboramos. El ser más consciente de esos pensamientos nos dará un mayor conocimiento de cómo somos y podremos ser más eficaces para dirigir nuestra vida.
Existen, además, unos patrones de actuación que solemos repetir dependiendo de nuestra personalidad. Estos patrones o estilos de actuación serían:
- Estilo pasivo
- Estilo agresivo
- Estilo asertivo
En el estilo pasivo, la persona suele anteponer los deseos de los demás por delante de los suyos. Son personas que desean por encima de todo agradar y ser queridos por los otros. Estas personas no suelen entrar en conflictos y suelen ser aceptadas por los demás. La contrapartida es que se suelen aprovechar de ellas y al final se empieza a generar resentimiento y dolor en estas personas. También, puede suceder que cuando no actúan como los demás esperan de ellos, se encuentran con un mayor rechazo y dolor. Las personas con un estilo pasivo de actuación, suelen tener la autoestima baja y no se valoran a sí mismos tanto como deberían.
En el estilo agresivo, la persona que actúa de esta forma, suele pensar que es superior a los demás y que su criterio es el único válido. Suelen ser personas inflexibles y desconfiadas. Ellos no se equivocan, son los demás los que cometen errores y no se comportan como deberían. Estas personas imponen su criterio y tienen que salirse con la suya, y si no es así, se les genera un nivel muy alto de frustración y enfado hacia los demás y con el mundo en general. Estas personas suelen tener conflictos a menudo y el resto de personas no desean estar a su lado, por lo que las amistades suelen ser efímeras y si son duraderas es por que la otra parte puede que tenga un estilo de comportamiento pasivo.
En ambos casos, estilo pasivo y agresivo, estas personas experimentan sentimientos tanto de amenaza como de indefensión. Estos estilos, como expliqué anteriormente se fundamentan por el sistema de ideas o creencias de la persona y por los pensamientos que genera.
El estilo asertivo es el más equilibrado a la hora de relacionarse con los demás. En este tipo de comportamiento, la persona expresa de forma honesta y recta sus pensamientos y sentimientos, siempre respetando y teniendo en cuenta a la persona con la que se relaciona. Es decir, ser asertivo no significa ir diciéndole a los demás lo que uno piensa de ellos de forma seca y poco amable. Ni tampoco significa hacer lo que a uno le viene en gana sin contar con el resto. Existe mucha confusión hoy día respecto a esto. Ser asertivo y mirar por uno mismo no es tratar a los demás con condescendencia y por que yo lo valgo y punto. Ser asertivo es ser respetuoso tanto con uno mismo como con los demás. Implica defender nuestros derechos personales de forma apropiada. También ser asertivo es ser flexible a veces.
Te muestro un ejemplo práctico donde se darían los tres estilos de comportamiento:
Leo y Ana son compañeros de universidad y se llevan muy bien. Leo se da cuenta de que ha empezado a sentir algo más por Ana y la invita a cenar, aunque Ana no siente lo mismo por Leo.
- En el estilo pasivo, Ana por no herir los sentimientos de Leo, le diría que sí a la invitación, pero posiblemente se siente culpable e incómoda, por lo que al final de la noche está algo tensa y Leo se siente decepcionado y rechazado. Posiblemente, su relación se enfríe y dejen de sentirse cómodos entre ellos, deteriorando su relación de amistad.
- En el estilo pasivo, Ana le diría a Leo de forma brusca y desconsiderada que no es su tipo y que no va a salir con él. Ni decir tiene que Leo se va a sentir profundamente dolido y humillado.
- En el estilo asertivo, Ana le diría amablemente a Leo que cree que es mejor seguir como amigos y que valora mucho su amistad, que le encantaría que su relación continuase como hasta ese momento. Leo se sentirá decepcionado, pero no se ha creado en él una falsa expectativa y Ana, a pesar de tener un momento incómodo ha sido respetuosa con su forma de pensar y sentir.
Actuar de forma asertiva no te excluye de vivir momentos incómodos o de evitar conflictos con otras personas, pero si uno actúa desde el equilibrio y el respeto a los demás y a uno mismo, te sentirás más en consonancia de quién eres en realidad y como te quieres relacionar con los demás. Además, obtendrás por lo general mayor respeto y consideración por las personas que te rodean.
El estilo de comportamiento se puede modificar tanto como uno desee. Sólo necesitas ser consciente de ti mismo y empezar con pequeños cambios. La humildad y la autocrítica te ayudarán en este camino de autodescubrimiento. En el siguiente artículo ampliaré información sobre la asertividad y cómo aprender a desarrollarla.
“Cuando dices sí a otras personas, asegúrate de que no te estás diciendo no a ti mismo”. Paulo Coelho, escritor brasileño.
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