Seguimos con este artículo el tema de las redes locales, y muy en el hilo del anterior: 10 GbE. En el artículo anterior explicábamos los nuevos protocolos para redes locales donde la velocidad se multiplicaba por 10 con respecto del estándar actual Gigabit. Una de las limitaciones más importantes que nos impone el tradicional cable de par cruzado es la distancia sobre la que podemos mantener la velocidad. También es sensible a las interferencias exteriores, especialmente si el cable no está completamente apantallado. A pesar de todo esto, se nos limita a unos 100m la longitud máxima que podemos usar con dicha velocidad.
Sin embargo, hay otro tipo de cable que es mucho más versátil en este sentido: la fibra óptica. Muchos de los lectores tendrán en sus casas una conexión de fibra óptica y no le sonará a chino. La idea es utilizar esa misma tecnología en nuestra propia red local, asegurándonos velocidades de vértigo.
Un poco de contexto
Antes de meternos en materia sobre la fibra óptica, vamos a ver en qué consiste su funcionamiento, y por qué es una mejora con respecto del cable tradicional de par cruzado. En estos cables usamos cobre y transmitimos electricidad, y en la fibra óptica, como su nombre indica, se trata de un cable hecho de vidrio o plástico, a través del cual viaja luz. Esta luz se genera en un diodo laser, que pulsa la luz para la transferencia de la información.
Aquí empezamos con la gran distinción que hay entre las fibras ópticas: monomodo y multimodo. En las primeras, solo existe un haz de luz que viaja a través de la fibra mientras que, en las segundas, existen diferentes haces que viajan simultáneamente a través de la fibra. ¿En qué se traduce esto en aplicaciones prácticas?
Las fibras monomodo son bastante más caras, pero también permiten unas distancias muy grandes con un ancho de banda muy alto. Por ejemplo, podemos obtener velocidades de 100 Gigabits por segundo (10 veces 10GbE) en enlaces de 10 km. Para la aplicación que nos atañe en este artículo, nos vamos a centrar en las fibras multimodo, que son más baratas y limitadas, pero aún así nos permitirán llegar a 100 Gigabits por segundo en enlaces de hasta 150 m.
Cables y conectores
Ahora que ya tenemos clara la mayor diferencia que existe en el mundo de la fibra óptica, nos toca indagar en el mundo de los colores y conectores. Aquí, por regla general, los colores están fijados por las características de la fibra, así que debemos tener mucho cuidado a la hora de comprar.
Aunque nos vayamos a centrar en la fibra multimodo, cabe destacar que la fibra monomodo es tradicionalmente de color amarillo, así que es fácil distinguirla. En cambio, la fibra multimodo puede tener muchos colores, que normalmente van asociados a las distintas categorías del cable. A medida que vamos subiendo en categoría (OM1, OM2, …) va mejorando el ancho de banda que podemos transmitir. Los colores que tradicionalmente se usan son:
- FDDI (obsoleta). Color Naranja. Se trata de una fibra diseñada por IBM de 62.5 micras de diámetro.
- Los cables OM1 y OM2 son de color naranja, con la única diferencia que el último tiene un tamaño de 50 micras, usado a partir de entonces. Los OM3 son de color aguamarina y es el primero que soporta velocidades de 100 Gbps. Los cables OM4 son de color violeta y los OM5 de color verde. Con este último podemos transmitir 100 Gbps más de 150 metros.
Para nuestro objetivo, los cables más interesantes son los OM3, ya que son más baratos que los modernos OM4, OM5 y nos permiten obtener velocidades de vértigo (100 Gbps) en las distancias típicas que usamos dentro de una vivienda.
En cuanto a los conectores, existen dos tipos principalmente: el antiguo conector SC y el más moderno y pequeño LC. Si son de color beige tienen el pulido básico (PC), y si son de color azul, tienen el pulido “ultra” (UPC)
Desventajas
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce con la fibra óptica. Hay una serie de factores que debemos tener en cuenta a la hora de usar este tipo de cableado en nuestros hogares. Los principales son:
- Fragilidad. Un cable de fibra óptica es mucho más delgado que uno de Ethernet y hay que tener mucho cuidado de no partirlo. Si vamos a meterlo dentro de las canalizaciones que tengamos en nuestra vivienda, tenemos que asegurarnos que no haya esquinas muy pronunciadas, ya que podrían partir el cable y dejar toda esa parte de la red inutilizada.
- Complejidad. Hoy en día se puede comprar por menos de 10€ un kit de crimpado para cables Ethernet que funcione relativamente bien. Poner conectores a los cables, crimparlos a rosetas en la pared es una técnica sencilla. Sin embargo, cuando nos movemos en los tamaños (micrómetros) de la fibra óptica, el equipamiento que necesitamos es extremadamente caro y complejo.
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