Una de las definiciones que aparecen en el diccionario de la Real Academia Española sobre la confianza dice: “Esperanza firme que se tiene de alguien o algo”.
Cuando hablamos de la buena o mala relación con nuestros hijos, uno de los pilares principales en los que se basa, es tanto la confianza que tengan en nosotros como la que depositamos nosotros en ellos u ellas. La confianza mutua es el material más firme para edificar las relaciones entre padres e hijos, sin ella toda la estructura se viene abajo. Para ejercer la tarea de educar es imprescindible que exista una confianza mutua.
Ahora bien, ¿nos hemos preguntado alguna vez si somos dignos de confianza?
Rara vez nos hacemos esta pregunta, porque posiblemente lo damos por sentado, creemos que es en nosotros en quienes más confían nuestros hijos e hijas, probablemente no somos conscientes de lo sensible o frágil que puede ser, la confianza es fácil de perder, y una vez que se pierde, cuesta trabajo volver a encontrarla. Ser capaces de generar y proyectar confianza en ellos/as, no es tarea de un día y sin lugar a dudas nos ayudará enormemente para guiarles en el trascurso de sus vidas. Para convertirnos en personas dignas de confianza debemos trabajar de manera constante, no es algo que se pueda lograr de la noche a la mañana y para poder dar confianza a los hijos debemos tener confianza en ellos y ellas.
Hodding Carter (1907-1972, periodista americano) escribió “Sólo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno son las raíces y las otras son las alas” Todas y cada una de las cosas que enseñamos al educar a nuestros hijos son esas raíces que le harán persona y la confianza que sean capaces de tener en los demás y en ellos mismos, serán las alas que les ayuden a conseguir aquello que necesiten. La confianza en los hijos/as es una herramienta fundamental para el desarrollo de su autoestima, ¿qué tipo de autoestima puede tener un niño o adolescente, que tan sólo recibe palabras negativas sobre él o ella, si sólo escucha reproches sobre lo que es él y nada sobre lo que él o ella hace bien. Hay que confiar en ellos, dejarles elegir, escucharles, aunque ya sabemos que al comenzar a volar, es fácil cometer errores.
Una forma de trasmitir confianza puede ser aumentando la que tenemos en nosotros mismos, confiar en lo que hacemos, creyendo en nuestro propia fuerza interior, muchos de los padres que educan bien a sus hijos/as no tienen la confianza suficiente en lo que están haciendo y es algo que podemos trasmitir a los que nos rodean. El ser digno es una cualidad y un valor que tienen las personas, la dignidad se refiere al mérito que tiene una persona por las acciones que hace en pos y en beneficio de los demás y de la sociedad.
Seremos dignos de confianza cada vez que enseñamos a otros a trabajar, aceptando sus faltas y ayudándoles a mejorar, cuando tomamos decisiones teniendo en cuenta la opinión de los demás o ayudando a nuestros hijos e hijas a decidir, siempre que escuchemos lo que verdaderamente desean. Estoy segura de que seremos capaces de ser dignos de su confianza, porque el amor a los hijos nos dará fuerzas, aunque no podemos olvidar que creer y confiar en los hij@s no está reñido con la supervisión y el control con mano suave y firme.
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