Pensamos que en la actualidad no podrían pasar ciertas cosas terribles que pasaron en tiempos pasados pero quien conoce la mente humana sabe, que situaciones históricas que sería mejor olvidar pueden ocurrir una y otra vez.
Este artículo no va de política ni mucho menos, va de entender la historia de la humanidad desde un punto de vista psicológico. Es decir, la psicología estudia la mente y el comportamiento humanos, y así explicar cómo ocurren en el mundo que millones de personas apoyen una dictadura, o incluso cómo pudo suceder el movimiento nazi y que la sociedad alemana dejara que eso pasara.
Ron Jones, profesor de historia en Palo Alto, explicaba a sus alumnos en 1967 el Holocausto Nazi, cuando un alumno le preguntó “¿Cómo pudo el pueblo alemán, los ciudadanos de a pie, alegar ignorancia sobre lo que estaba pasando con los judíos?”
Al profesor se le ocurrió realizar un experimento para demostrar cómo ocurrió aquello.
Disciplina: el profesor les ordenó cambiar su postura al sentarse, diciéndoles como con una postura adecuada mejorarían la concentración y fortalecerían la voluntad. Les enseñó la postura que tenían que adoptar y la practicaron una y otra vez, reprendiéndoles si no lo hacían correctamente y reforzando a los que sí lo hacían bien.
Fue sorprendente cómo los alumnos adoptaron rápidamente ese cambio y el profesor pensó en ir más allá e introdujo más reglas.
Los alumnos tenían que sentarse antes de que sonara la campana y todos debían llevar papel y lápiz para tomar notas. A la hora de hacer preguntas debían levantarse y ponerse al lado de su mesa. Debían dirigirse al profesor como Señor Jones. Las respuestas incorrectas eran reprendidas mientras que los alumnos que hacían y contestaban cuestiones de forma correcta eran recompensados. Curiosamente, ya no eran los pocos de siempre los que intervenían en clase, sino que ahora todos participaban, y se apreciaba una notable mejoría en la calidad de las respuestas, incluso en alumnos que antes hablaban poco o eran tímidos.
El profesor estaba anonadado, ya que estaba implementando un sistema autoritario pero los alumnos parecían adaptarse y aceptarlo sin réplica.
Los días siguientes el profesor siguió con el experimento, escribió un mantra en la pizarra que los alumnos tenían que repetir “fuerza a través de la disciplina”, “fuerza a través de la comunidad”. También se inventó un saludo especial, sólo para esa clase, como una ola, al que llamó el saludo de la tercera ola, porque las olas viajan juntas y la tercera es la más fuerte. Los alumnos empezaron a sentir que formaban parte de algo especial, y que sólo pertenecía a unos pocos, haciendo el saludo entre ellos y discriminando a los alumnos de otras clases.
Algunos alumnos, que antes se sentían apartados empezaron a sentirse reforzados y se sentían importantes, partes de la comunidad. Durante la semana siguieron las normas y las nuevas reglas y los alumnos acataban todo con fervor. Al final de la semana alumnos de otras clases querían formar parte de aquello, y poco a poco se iban sumando más alumnos. El profesor decidió seguir un poco más y reuniendo a todos los alumnos les reveló que realmente no estaban siguiendo una tarea de clase sino que algunos profesores habían sido seleccionados para un programa nacional que buscaba alumnos dispuestos a la lucha política y que por todo el país profesores como él habían estado entrenando a brigadas juveniles para hacer una sociedad mejor a través de la disciplina, la comunidad, el orgullo y la acción, y que ellos habían sido seleccionados para el cambio. “Podemos cambiar el destino de este país”, les dijo.
Luego les anunció que el viernes habría una manifestación solamente para miembros en la que un candidato a presidente anunciaría por televisión el programa a nivel nacional y que estaría la prensa. Nadie dijo nada. Todos se mostraron entusiasmados.
Llegado el día señalado, en el auditorio del instituto había más de 200 alumnos, gritando el mantra que les habían enseñado y haciendo el saludo de la tercera ola.
Fue entonces cuando el profesor les puso las imágenes de cómo Hitler les hablaba a las masas, de cómo la multitud gritaba el mantra nazi y hacía el saludo nazi. Y luego les puso vídeos de cómo esos mismos alemanes trasladaban y mandaban al horror a millones de vecinos y antiguos amigos judíos.
Los alumnos se quedaron estupefactos. Nunca jamás pensaron qué fácil es empezar con un movimiento a priori inocente que luego se va convirtiendo en algo más peligroso y de lo que es muy complicado salir. De cómo a través de la historia hemos aprendido que el ser humano actúa diferente de forma individual a cuando se encuentra en grupo. No somos tan diferentes de aquellas personas que han formado nuestro pasado y deberíamos utilizar todo ese aprendizaje para evolucionar y no cometer los mismos errores que llevamos cometiendo desde los inicios de la historia que conocemos.
“ …aquella experiencia se convirtió en un secreto. En los cuatro años que estuve enseñando en el Instituto Cubberley, nadie admitió haber sido parte de la Tercera Ola o haber estado en el auditorio el último día. Era algo que todos queríamos olvidar”
Ron Jones (1972)
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