En el año 1996 realizamos el estudio del Corredor de Colmenar-Periana, la 3ª de las nueve unidades paisajísticas que nos propusimos estudiar al principio de este recorrido comarcal. Es una zona que se encuentra al noroeste de la comarca, la más llana de todo el territorio (le dicen “tierra calma”), tradicionalmente zona de cultivos de cereales y olivares. Como zona altamente explotada para la agricultura y ganadería, mientras que sus valores geológicos se podían observar con relativa facilidad, no sucedía lo mismo con sus valores biológicos (fauna y flora) ya que en este lugar hay pocos lugares incultos o transformados. Afortunadamente, en esta zona se encuentran uno afloramiento rocosos, que los agricultores llaman “herrizas”, donde no es posible la explotación agrícola, y por tanto fue los puntos clave para conocer la fauna y flora potencial de estos lugares. En este trabajo se incorporó, como nuevo componente de GENA, el biólogo Rafael Ruiz, experto en aves y por tanto responsable de este capítulo. También se incorporó el arqueólogo veleño Emilio Martín, investigador y, por tanto conocedor, de algunos yacimientos prehistóricos en esta zona, como el Cerro Capellanía. El resultado fue un grueso volumen de 439 páginas, editado por GENA, titulado Aproximación a la naturaleza geológica, biológica y agronómica del Corredor de Colmenar-Periana, con una presentación parecida a las obras anteriores, muy ilustrado con gráficos, mapas y dibujos a plumilla, aunque manteniéndonos en la modesta versión en blanco y negro. Como sucedió con la obra anterior (Montes de Málaga),
aquí tuvimos que contemplar también el medio transformado por el hombre, por lo que incluimos un estudio agronómico centrado en sus principales cultivos, como el olivo, y sus productos (aceite), los cereales y el almendro, abundando en su evolución histórica, sus principales plagas y otros aspectos de esta agricultura, en parte en declive hoy día. Como nota singular, en este trabajo se abordó, con mayor detalle la gran infraestructura hidráulica del Embalse de la Viñuela, sus características constructivas, y el sistema de captación de aguas de la cuenca del Guaro.
Al año siguiente (1997), emprendimos uno de los estudios más detallados, centrados en la 4ª unidad paisajística que llamábamos Hoya de Vélez, que cambiamos por la expresión, usada por los arqueólogos de los asentamientos fenicios, de Bajo Vélez. Curiosamente, esta obra abarcaba una porción de territorio muchísimo más pequeña que el resto de las unidades paisajísticas que contemplamos para esta comarca, pues incluía solamente el valle del río Vélez, el Peñón de Almayate y la desembocadura o delta del río Vélez. Sin embargo fue la obra más extensa y complicada, por la concentración de valores naturales y arqueológicos en tan reducido espacio. Por otra parte, éramos conscientes de que la zona estaba necesitada de un estudio en profundidad que contemplaba el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Vélez-Málaga, donde se preveía un Plan Especial que aún estaba pendiente, y que sin embargo era muy necesario por los importantes parajes y yacimientos existentes en este lugar. Por ello, invitamos al geólogo perianense José Luis Clavero, al agrónomo veleño Juan Gámez (por su conocimiento del sistema de regadío del río Vélez), a los biólogos malagueños Antonio Román Muñoz (para las aves) y Juan José Jiménez (para el resto de vertebrados), el agrónomo Francisco Rodríguez, ya fallecido (para el análisis agronómico) y al arquitecto Francisco Torres (para la propuesta de ordenación urbana del delta). También participó el arqueólogo Emilio Martín, que ya colaboró en la anterior obra, en los aspectos arqueológicos, muy importantes en esta zona. El resultado fue otro grueso volumen de 657 páginas, editado por GENA y financiado por el Ayuntamiento de Vélez, gracias al apoyo de la Teniente de Alcalde, María Victoria Naranjo.
La relevancia de este trabajo era notable, ya que prácticamente se hacía, sin ánimo de lucro, un trabajo muy costoso que tenía pendiente el ayuntamiento de Vélez. Al inventario exhaustivo de sus valores arqueológicos, geológicos, biológicos, agronómicos y paisajísticos, hay que añadir una propuesta que ordenación urbanística del Bajo Vélez para la puesta en valor de los yacimientos fenicios, por un lado, el Peñón de Almayate como paraje de interés paisajístico y faunístico (colonia de rapaces) y, sobre todo, el Delta del Río Vélez, un espacio de gran interés faunístico por la riquísima avifauna, en gran parte migrante, que se encuentra en esta zona, que le ha merecido ser calificado como “el pequeño Guadlahorce” (éste actualmente protegido como paraje natural). Proponíamos una forestación de álamos, crear lagunas artificiales similares a las del Guadalhorce, torretas de observación de aves, etc. El proyecto se presentó en unas jornadas en el Ayuntamiento de Vélez, y su alcalde, Antonio Souvirón, se interesó por el mismo, trasladándolo al Delegado Provincial de Medio Ambiente, Ignacio Trillo, que más adelante encargó al arquitecto Carlos Hernández Pezzi una proyecto de ordenación inspirado en este estudio, siendo remitido finalmente a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, para que se valorara la posibilidad de incluir este paraje dentro de la Red de Espacios Naturales de Andalucía. Lamentablemente, la Junta de Andalucía exigía la disponibilidad de suelo para realizar esta declaración, hecho que remitía a las cesiones urbanísticas que aún no se habían realizado en la zona, donde el alcalde de Vélez propuso un plan urbanístico en torno a estos valores que llamó Proyecto Playa Fenicia, que finalmente no llegó a realizarse. De este modo, a fecha de hoy, este magnífico proyecto para el Bajo Vélez está todavía pendiente.
Fernando Elías dice
Muchos años de trabajo, compromiso y de lucha por la defensa del medio ambiente, de la naturaleza que nos rodea. Muchos proyectos interesantes de interés público. Sin embargo desde los poderes políticos no se ha trabajado en la misma dirección, ni siquiera con la necesaria intensidad para que hubiera dado frutos o hecho realidad muchas de las iniciativas presentadas por este colectivo, GENA. Ánimos para seguir en esta noble causa que es la defensa de la naturaleza, la nuestra, la de todos.