Cuando llegué a casa, fui en busca del papel del diccionario y releí la parte final: ”Si no eres miembro directo de la familia, nunca uses este libro. Sufrirás terribles pesadillas o puedes que no despiertes nunca”. También ponía: “no siempre funciona”. Me arriesgaré, pensé. No obstante, un escalofrío recorrió mi cuerpo y se me pusieron los vellos de punta.
Al cabo de una hora mientras dormía, escuché una voz que me llamaba. Era una voz lejana, apenas inaudible.
—¿Quién eres? ¿Quién ereeeees? ¡Identifícateeeee! -decía una y otra vez.
—Soy Pedro, tu biznieto —contesté mentalmente.
—¿Y qué quieres averiguaaaar?
Entonces me acordé del canario del padre de Luis el general de pacotilla y del monedero de su madre y se lo conté al bisabuelo. La respuesta tardó unos cinco segundos.
—El canario lo tiene la vecina del quinto del bloque de al lado en una jaula nueva, y el monedero negro está en el bolso marrón que usó el día anterior y dejó colgado en la percha de su dormitorio. ¿Quieres saber algo maaaaás?
—No —respondí en sueños.
—Entonces, hasta otra y encantado de conocerteeeeeee.
Cuando desperté por la mañana me acordaba perfectamente de la conversación que sostuve con mi bisabuelo. Mamá nos llevó al colegio. Una sensación de bienestar inundaba mi cuerpo.
—Te veo muy contento Pedro, espero que vuelvas a casa en el mismo estado de ánimo.
—Hoy puede ser un gran día para mí, o vuelvo victorioso o seré un fracasado para toda la vida.
Antes de sentarme en clase, se acercó Luis y me volvió a preguntar por el canario y el monedero.
—El canario de tu padre lo tiene la vecina del quinto del bloque de al lado en una jaula nueva dentro de la cocina y el monedero negro está en el dormitorio de tu madre, dentro de un bolso marrón colgado en la percha de metal que hay detrás de la puerta.
—¿Cómo sabes tú que hay una percha detrás de la puerta del dormitorio de mis padres si no has entrado en mi casa ningún vez?
—”Secreto profesional” —contesté dejándole de piedra con mi respuesta.
Al día siguiente, la madre de Luis estaba esperando a la mía a la entrada del colegio y le contó, cómo su hijo (yo) le había resuelto dos problemas. La señorita Carmen también se enteró de lo que había pasado y cómo resolví mis dos primeros casos. Luis lo divulgó por todo el colegio.
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