La espumilla o sándara (Ageratina adenophora) es un nanofanerófito o hemicriptófito glanduloso de la familia Asteraceae, originario de América Central (México), alcanzando hasta 1 m de altura. Presenta tricomas largos, simples y multicelulares mezclados con otros más o menos estipitados y glandulares en tallos , pecíolos, ramas de la inflorescencia , pedicelos y nerviaciones de las hojas. Las hojas son ovadas u ovado-rómbicas , trinerviadas , de (2,5)4-7 x (1,5)2,5- 5 cm, acuminadas en el ápice, con margen anchamente serrado por encima de la base y con 6-10 dientes a cada lado, con el tercio basal entero, a veces prolongado de modo decurrente sobre el pecíolo, que mide 1-3 cm. Flores blancas, reunidas en capítulos que tienen un diámetro de 5-7 mm- agrupados a su vez en panículas terminales de racimos corimbiformes ; cada corimbo (de 5-15 cm de longitud) contiene 1-50 capítulos, portando cada uno de ellos, a su vez, 40-75 flores; pedúnculos de 2-5 mm de longitud. Estilos exertos. Frutos en aquenio de 1,2-1,5 mm de longitud, casi negro, con 5 costillas, provisto de vilano blanquecino con 15-25 cerdas frágiles de 3-3 ,5 mm de longitud.
Suele encontrarse en herbazales nitrófilos en ambientes ruderales o viarios, pero también en zonas menos alteradas, alejadas de los lugares habitados, cauces secos de barrancos y ríos y en sus cercanías. Florece de mayo a junio y tienen reproducción sexual y asexual (los esquejes poco lignificados pueden emitir raíces con facilidad). Las semillas, provistas de vilano son diseminadas por el viento, como todas las Compuestas (diseminación anemócora), pero también por corrientes de agua. Produce un elevado número de semillas, aunque con baja capacidad germinativa.
Es una planta adaptada a climas cálidos y lluviosos, subtropicales, por lo que requiere cierta humedad estival, que solo logran aquellos hábitats donde se da cierta compensación hídrica. Por este motivo, son tolerantes al encharcamiento y a la sombra densa, pero no soporta las heladas y la sequía. También toleran los vientos fuertes que además ayudan a la diseminación
En su lugar de origen se ha usado como té o zumo de sus hojas machacadas, a veces con leche, para trastornos gástricos, hepáticos (vesícula biliar), cáncer, lombrices intestinales. Su savia se aplica a heridas. También ha sido pasto para las cabras. Pero en los lugares donde se ha importado su uso ha sido principalmente ornamental, en jardinería, desde donde ha saltado al medio natural, convirtiéndose en invasora.
Su carácter invasor proviene de la facilidad para colonizar y extenderse por zonas nitrificadas, próximo a urbanizaciones y cultivos del litoral, así como barrancos y riberas próximas, porque allí encuentra suelos con compensación hídrica estival, donde puede llegar a formar poblaciones monoespecíficas de rápido crecimiento y vigor compitiendo con especies similares autóctonas hasta desplazarlas completamente, de ahí que se considere que su impacto es fundamentalmente ecológico.
En la Axarquía tenemos el dudoso honor de tener una de las poquísimas localidades conocidas de esta especie invasora, encontrándose en el sur de Sierra Almijara, como el tramo bajo del barranco del río Chíllar, conde convive con otra invasora (Acheyranthes sicula) y en el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, extendiéndose por el litoral de Granada, aunque no extrañaría nada que se extendiera por toda la costa mediterránea andaluza.
Para su control se recomienda el arranque manual, puntualmente con herbicidas. Una vez establecida una población, el control de esta especie resulta sumamente complicado, pero los métodos más frecuentemente empleados son el arranque y la siega. El control debe practicarse durante bastantes años hasta conseguir eliminar cualquier foco de propágulos que suelen quedar latentes, por lo que este enfoque sólo puede plantearse en el caso de infestaciones localizadas y de reducida extensión, como la citada del tramo bajo del Río Chillar. Es imprescindible actuar antes de la aparición de los frutos (mejor si es antes de la apertura de los botones florales) y retirar del medio los fragmentos de tallo. Una actuación en situaciones como ésta, debería ir acompañada de la eliminación de posibles ejemplares plantados en las cercanías, pues de lo contrarío, la reinfestación está garantizada. Por este motivo el grado de dificultada a escala de rodal o parcela se considera medio, pasando a medio-alto a escala local, que coincide con la escala regional porque por ahora no se ha extendido más, pero de serlo su control sería muy difícil, por lo que conviene actuar a corto plazo.
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