El moco de pavo, también llamado bledo y amaranto (Amaranthus hybridus), es una hierba (terófito) escaposo, de la familia Amaranthaceae, originaria de zonas tropicales y subtropicales de América, que alcanza hasta 1 m de altura. Sus hojas son característicamente pecioladas, de ovado-rómbicas a ovado- lanceoladas (1,5-12 x 1-6 cm).
Inflorescencias tipo epicastro terminal , frecuentemente ramificado, en ocasiones rojizo (hasta 15 mm de grosor). Las flores son mayoritariamente pentámeras, con bractéolas membranosas de 2,5-4 ,5 m. El fruto es un pixidio, de longitud semejante a la de los tépalos o algo superior. Las semillas tienen 0,9-1 ,4 mm de diámetro máximo, forma lenticular, con la testa de color negro brillante.
Como otros Amaranthus, esta planta forma parte de herbazales nitrófilos de ambientes antropizados (biotopos ruderales , agrícolas y, en menor medida, viarios), aunque en este caso parece que prefieren suelos ligeros o arenosos y bien drenados, si bien tolera otras condiciones edáficas. Tiene un largo periodo de floración, desde abril a diciembre. Su reproducción es sexual y la diseminación es autócora aunque se sospeccha que también pueda ser zoócora, aspecto éste que está pendiente de investigarse.
En cuanto a sus requerimientos ecológicos, es una planta bastante tolerante, aunque manteniéndose siempre en suelos con cierto grado de nitrificación. Es resistente a las heladas, que no afectan a su floración pues ésta tiene lugar en estaciones cálidas, y también resiste las oscilaciones térmicas, aunque no tolera la sombra densa. Otros factores ecológicos aún no son bien conocidos, pero sin duda tiene una alta valencia ecológica, que explica que se haya extendido por todo el territorio andaluz.
En sus lugares de origen, donde los indios americanos le llamaban quelite se empleaba para trastornos digestivos muy diversos, solo o acompañado de otras hierbas, según el tipo de dolencia. También se toma como agua de tiempo, aunque también como baño. Además se usa esta planta para aplacar la irritación de la boca y la garganta, hemorragias intestinales, menstruación excesiva, leucorrea, infecciones de piel, etc. En cambio, en los lugares donde se ha importado, seguramente de forma accidental, esta planta no tiene ningún uso y su nombre alcanza el mismo significado que bledo (visto en el capítulo anterior), en la expresión “no es moco de pavo”, como para decir, que no es algo sin importancia, seguramente por el desprecio de los agricultores a este eventual acompañante de sus cultivos.
El carácter invasor de esta planta se debe a su alta valencia ecológica, tolerante con todo tipo de climas, y la colaboración del hombre para su propagación, por semillas accidentalmente mezcladas con otros lotes de semillas para cultivo, en el barro de las botas, plantones, etc., asegurando así llegar siempre a lugares nitrificados por la agricultura. Por lo tanto, su impacto es principalmente económico, ya que la competencia con las especies cultivadas provoca una pérdida de rendimientos en cosechas, obligando al uso de herbicidas para su control. No obstante, es dificil evaluar la interferencia con las especies nativas, ya que durante la mayor parte de su desarrollo la mayoría de autóctonas de las tierras de labor se encuentran en reposo o en fase de semilla.
Actualmente se ha extendido por todo el territorio andaluz, estando citada en todas las provincias donde aparece como arvense, prefiriendo zonas de verano cálido, pero potencialmente puede extenderse a áreas de ribera y arroyos muy degradados o contaminados por vertidos orgánicos.
Para su control, como con otras plagas herbáceas, se recomienda tratamiento químico (herbicidas), eligiendo el producto más adecuado según la toxicidad, la sensibilidad del cultivo y de si está autorizada en él; en principio existen un buen número de sustancias que ejercen un control efectivo. En cuanto a su dificultad, debido a su amplia distribución en Andalucía, solamente pueden plantearse ya actuaciones de control a escala puntual o local, donde el grado de dificultad se califica como bajo, pero a otras escalas no es posible diagnosticarlo, pero a nivel regional se considera de dificultad extrema (imposible), siendo un asunto en el que, por tratarse de afecciones a intereses económicos privados, no es costeado por la administración pública.
Deja una respuesta