Una vez más el año se acaba y tenemos a las puertas el nuevo. Ya estamos casi en 2020, una cifra un tanto mágica, ya que aquellos que crecimos en los 80 y 90, nos imaginábamos que para este entonces, el futuro sería más… futurístico. Aún estamos lejos de los coches voladores, robots humanoides por todos sitios… aun así, hemos avanzado enormemente desde nuestra infancia. En el artículo de hoy vamos a hablar sobre los diferentes sistemas de almacenamiento que hay disponibles de cara al año 2020 que entra.
En los años 90 era bastante sencillo el tema del almacenamiento, teníamos nuestros discos duros y lo único que importaba era el tamaño. Cierto que había varias formas de conectarlo, primero IDE luego llegó SATA, pero la variedad era más bien limitada. Siguió siendo sencillo cuando los SSD llegaron, puesto que la mejora de velocidad era tan abismal que no había duda alguna.
¿Y ahora? Ahora tenemos multitud de opciones para discos: en formato clásico, en formato tarjeta de memoria, formato tarjeta de expansión. Hay numerosos acrónimos: NVMe, M2, PCIe, SATA, SSD… Puede ser completamente abrumador y en el artículo de hoy arrojaremos algo más de luz en estas tinieblas
Tipos de Interfaz
Para los discos de estado sólido internos, podemos encontrar básicamente tres interfaces posibles:
SATA. El heredero del antiguo conector IDE paralelo (cable plano de 40 pines), presentado allá por 2003, y presente en casi todas las placas de ordenador de la actualidad. Ha ido evolucionando con los años, y el último disponible es el SATA 3, que nos permite una velocidad de unos 600 MB/s. El conector es más pequeño que el antiguo IDE, lo que permite una mayor integración. No es difícil ver hoy en día placas con más de 6 conectores SATA. No sólo se usa para discos duros, si no también para unidades ópticas.
PCI Express NVMe. Heredero del antiguo conector PCI, ofrece multitud de posibilidades para expandir nuestro PC: tarjetas gráficas, de red, sonido, adquisición de datos… Pero para el tema que nos atañe hoy, también se puede usar para almacenamiento: estándar NVMe. Es posible que el límite de 600 MB/s que ofrece SATA nos parezca más que suficiente, ya que los discos duros tradicionales quedan muy por debajo. Sin embargo, al empezar a usar SSD, esa velocidad ya puede que se nos quede pequeña. Así, existe la posibilidad de usar el bus PCI Express, que está conectado directamente con el procesador, ofreciendo unas velocidades aún más altas. En la actualidad la gran mayoría son PCI Express 3.0, que ofrece aproximadamente 1 GB/s por cada canal. Lo típico es que estas tarjetas usen 4 canales, por lo que nuestro límite se aumenta hasta 4 GB/s, unas siete veces más que SATA.
M.2. Este quizás sea el formato más popular en la actualidad. Tiene el aspecto de un módulo de memoria RAM, pero se trata de almacenamiento. Se conecta directamente a la placa base de forma horizontal, no como las tarjetas PCIe que lo hacen de forma vertical. Por tanto, no ocupa apenas espacio. Ahora, el problema viene a la hora de explicar la velocidad que puede ofrecer. En sí, M.2 es sólo el interfaz físico y no supone ningún nuevo protocolo. Sobre este interfaz, podemos conectarnos a un puerto SATA o directamente a uno PCI Express. Como podéis imaginar, incluso si compramos una unidad SSD en formato M.2 pero internamente es SATA, estaremos limitados en velocidad. Si, por el contrario, internamente es NVMe (PCI Express), la velocidad será mucho mayor. Por ejemplo, la serie de Western Digital Blue usa SATA en sus modelos de M.2, y la serie Black de la misma empresa usa NVMe.
Es muy importante que antes de comprar ningún disco, leáis las especificaciones con detalle. Hay placas que sólo soportan SATA M.2, por lo que si compramos un disco que use NVMe M.2, no será reconocido. Lo mismo ocurre con las unidades que usan PCI Express directamente: si nuestra placa solo tiene ranuras con un canal (x1), nuestra velocidad estará limitada a 1 GB/s. Cabe destacar que normalmente las placas base tienen una ranura PCI Express de 8 o 16 canales, pero se suele reservar para la tarjeta gráfica.
¿Conclusión?
Espero que, tras leer el artículo, el tema de los diferentes tipos de almacenamiento quede más claro. Hay que destacar que la solución a recomendar depende en gran medida del tipo de sistema y tareas que vayamos a realizar. No es lo mismo, alguien que utilice el ordenador sólo para navegar por internet de forma esporádica, a alguien que se dedique profesionalmente a la edición de video.
Aquí hay que recordar lo que comentaba hace algunos artículos, que lo más sensato es tener los archivos que usemos frecuentemente en una unidad con acceso rápido, y los que no usemos tan a menudo, en unidades algo más lentas. Por ejemplo, en mi caso trabajo siempre con archivos en el disco SSD, y cuando algo ya no lo necesito, lo archivo en el NAS de casa.
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