La flor de sangre, también conocida como platanillo, hierba María, mataganado, etc. (Asclepias curassavica) es un subarbusto (nanofanerófito) perennifolio procedente de zonas tropicales de América, perteneciente a la familia Asclepiadaceae, que alcanza hasta 1 m de altura. Sus tallos son grises pálidos, erectos o decumbentes, simples o escasamente ramificados. Con hojas opuestas, lanceoladas u oblongo-lanceoladas, pecíolo de 5-15 mm de longitud, limbo delgado de 1-4 x 5- 12 cm, de agudo a acuminado. Inflorescencia en umbelas extra axilares y terminales. Flores con lóbulos del cáliz estrechamente lanceolados (2-3 mm de longitud); corola con los lóbulos rojos o púrpuras, de ovados a oblongos, reflejos y con una corona de color anaranjada de unos 2 mm de longitud; 5 estambres soldados a la corola por su base. Fruto en folículo fusiforme (tamaño variable , pero hasta un máximo de 12 cm de longitud), con una pubescencia mínima, formada por pelillos muy pequeños. Semillas de color pardo-rojizo, de unos 6 mm de longitud, comprimidas.
Esta planta vive en biotopos viarios, frecuentemente ruderales (bordes de caminos y cunetas), en eriales y matorrales degradados (preferentemente sobre sustratos ácidos) próximos a las poblaciones. Florece de mayo a octubre. Su reproducción es sexual y la diseminación es por el viento (anemócora).
Por su origen tropical sus requerimientos ecológicos son muy estrictos, requiriendo climas cálidos, hecho que explica que aún no se haya extendido más allá de ciertos puntos del litoral andaluza. En efecto, la planta no tolera el rigor de las heladas y las oscilaciones térmicas, tampoco el encharcamiento, la salinidad o la sombra densa, pero en cambio soporta la sequía.
En sus lugares de origen se ha valorado como planta medicinal en afecciones odontológicas como la caries, calmando el dolor de los flemones e incluso facilitando su látex la extracción de muelas por fraccionamiento (por eso se le ha llamado “quiebramuelas”), pero su ingestión es peligrosa, pues puede producir intoxicaciones que pueden ser mortales. También se ha aplicado contra todo tipo de afecciones en la piel, como granos, gonorrea, sarna, mordeduras de serpiente, picaduras de alacrán, etc. Más recientemente se ha cultivado como ornamental, por los vivos colores de su corola, embelleciendo jardines. Por este motivo se ha importado a otros países, pero no se ha previsto su capacidad de difusión propia, en el medio natural.
Su impacto ecológico no está bien demostrado aún en Andalucía, porque su importación ha sido reciente y apenas se ha extendido desde la zona inicial de importación. No obstante, su carácter invasor está fuera de dudas, porque se importó como especia ornamental en una localidad litoral de Torrox, se supo de su existencia indirectamente, gracias a la aparición de mariposas monarcas (Danaus plexxippus) que requieren este tipo de plantas para la nutrición de sus larvas. Años después se encontraron brotes de esta planta en varias localidades cercanas, como Nerja y, posteriormente Almuñécar, donde se ha encontrado la planta en barrancos, donde su carácter tóxico podría estar provocando algún impacto ecológico que aún no se ha desvelado. De hecho, en otras zonas del mundo (generalmente islas) se ha encontrado que compite ventajosamente con otras especies autóctonas y también se aprecia un impacto económica y social porque resulta tóxica para el ganado (de ahí que se le llame “mataganado”) y para el propio ser humano.
Esta especie es relativamente rara aún en la región Andaluza. Hay una cita en el litoral de Cádiz, pero la más antigua es de Torrox (Málaga), posteriormente extendida hacia Nerja, incluyendo el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, y llegando a Almuñécar (litoral de Granada), no siendo descartable que siga el proceso de colonización hacia el este y hacia el oeste de estas localidades iniciales.
Para su control se aconseja tratamientos mecánicos o físicos, pues por lo localizado de sus poblaciones el método más efectivo sería la retirada manual incluyendo la raiz, realizando posteriormente una labor de vigilancia para evitar posibles rebrotes de fragmentos de raíces que hayan quedado enterradas o recolonizaciones del banco de semillas existente en el suelo. La dificultad de control se considera de grado medio a escala local, pero en caso de extenderse por toda la región, la dificultad sería extrema. Por lo tanto, se recomienda efectuar tareas de control poblacional, si bien dado que parece encontrarse en una fase muy incipiente de invasión, seria conveniente realizarlas como medida preventiva.
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