De nuevo, un año más y una navidad más en nuestras vidas. A muchas personas no les gusta esta época, puede que porque echen en falta aún más a algún ser querido y la melancolía hace más mella en estas fechas por aquello de que nos reunimos más con familiares y amigos.
Lo de reunirse es fantástico porque podemos compartir anécdotas y momentos de relax con las personas que queremos. Aunque a veces, nos podemos encontrar con alguien que no nos cae tan bien o con el que tenemos algún conflicto o rencor del pasado. ¿Cómo podríamos gestionar nuestras emociones para que esos momentos sean agradables y podamos disfrutarlos?
La gran mayoría de los seres humanos lleva una mochila a sus espaldas cargada con miles de vivencias recogidas a través de los años. En la mochila solemos meter más momentos malos que buenos. Solemos meter aquella frase que me dijo Fulanito y que me molestó, o aquel gesto o comportamiento insoportable para mí y que no puedo perdonar que me hizo Perenganito. Al final la mochila se va cargando y pesa más y más. Y lo más curioso es que hay personas a las que les encanta llevarla todo el rato puesta. Es, más por hábito creo yo. ¿A qué sería estupendo ir liberando esa mochila hasta dejarla casi sin peso o incluso liberarse totalmente de ese equipaje?
En este camino que es la vida no estamos mucho tiempo y vivir con miedos, resentimientos, rencores y odios hace que no sólo sea una vida corta, sino que lo que es peor, que nuestra vida sea amarga y dolorosa.
Puede que haya personas que por su personalidad no sean muy afines a nosotros, o que algunas personas dentro de su ignorancia, tengan como objetivo molestar y hacer daño a otros, principalmente porque no se encuentran a gusto consigo mismas ni con sus circunstancias. No seas una de esas personas. ¿Echas de menos a una amiga con la que te distanciaste? ¿No ves a tu nieto hace tiempo porque discutiste con tu hijo o nuera? ¿Te gustaría hablar con tu hermano pero no te atreves a dar el primer paso? ¿Te imaginas una vida sin conflictos ni problemas con los que quieres? Es difícil, sí, porque el ser humano es complejo pero no es imposible. ¿Cómo podemos conseguirlo?
Podemos empezar este proceso haciendo una lista con aquellas personas con las que tenemos algún problema que nos hace daño y seleccionar por orden, a aquellas con las que primero nos gustaría subsanar esos sentimientos. Una vez tenemos la lista y elegimos a la primera persona, nos preguntaríamos
- Cómo de importante es esa persona para nosotros.
- Por qué nos enfadamos con esa persona.
- Por qué esa persona actuó de esa forma y si hubo intención de dañarnos. La mayoría de las veces nos hacen daño inconscientemente.
- ¿Puede que yo me haya equivocado en algo? Un poco de autocrítica no viene mal, ya que solemos culpar de todo a los demás y muy poco a nosotros mismos.
- La última cuestión a hacernos sería, consecuencias de arreglar la situación o de dejarla como está.
No es fácil convertir una mente rígida con unas ideas afianzadas de que tenemos la razón y que son los demás los que se han equivocado.
La mayoría de los seres humanos tienen una mente así. Se nos instala una idea y la defendemos con todas las consecuencias. Nos dejamos de hablar con personas a las que hemos querido o queremos mucho por una idea rígida e inflexible. Eso pasa a nivel individual, pero a nivel social también ocurre. Grupos de personas con una misma idea que defienden con todas las consecuencias pueden separar pueblos, incitar a la violencia e incluso cuando estudiamos la historia tenemos claros ejemplos de cómo esas ideas se convierten en muerte y destrucción.
Aprender a ser flexibles y tolerantes con las ideas y las formas de ser de los demás nos ayudaría mucho para poder convivir con mayor armonía y bienestar entre nosotros pero aún nos queda mucho en este aprendizaje.
De todas formas, tú, desde tu pequeño mundo, puedes ir practicando esta forma de liberar equipaje para sentirte más liviano en tu camino de la vida. De esta manera dedicarás más tiempo a lo verdaderamente importante, a disfrutar de los momentos buenos y a concentrarte en gestionar de forma equilibrada los momentos no tan buenos, eliminando toda la pesadez de los conflictos y rencillas absurdos que no nos llevan a nada. De mis 12 horas del día quiero pasar la mayor parte de ellas disfrutando la belleza de mi alrededor, la belleza de la esencia de las personas que quiero y disfrutando de los momentos bonitos y tranquilos del día. No quiero pasar ni un minuto más pensando en rencores y disgustos del pasado. Feliz Navidad y Feliz Vida a todos.
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