Este tipo de insectos puede aparecer eventualmente en nuestras viviendas, atraídos por la luz, si bien lejos de ser un problema para los moradores es un auténtico aliado por su voracidad hacia muchas plagas agrícolas y de jardín. Las crisopas (de las que una muy frecuente es la Crysopa perla) es un insecto perteneciente a un orden hasta ahora no visto en esta serie dedicada a pequeños animales de las casas. Se trata del orden Neuroptera, llamado así porque los adultos están provistos de dos pares de alas de tamaño semejante, muy transparentes y profusamente surcados por nervios entrecruzados, a lo que alude el nombre de “alas nerviadas” (Neuro-ptera).Se ha indicado que esta profusa nerviación cumple una función de detener el problema de la fracturación de las alas, ya que si no hubieran venas cualquier pequeña fractura se propagaría por todo el ala con consecuencias nefastas para el insecto.
Dentro de los Neurópteros, las crisopas se engloban dentro de la familia Crysopidae, cuyosadultos son de cuerpo verde a pardo pálido, su venación alar contrasta en sus dos pares de alas transparentes, y sus ojos son dorados o amarillos cobrizos. Los adultos con aparato bucal masticador, antenas filiformes multisegmentadas, poseen alas con abundante venación, de forma primitiva, en ocasiones las emplean para emitir sonidos, y casi todas las especies poseen un órgano timpánico, que sirve para evadir a los murciélagos. Las patas son marchadoras. El abdomen es largo y carece de cercos. Una característica peculiar es la presencia de una glándula pestilente en el tórax, al parecer de función defensiva, pues libera una sustancia de tipo alomona que tiene un peculiar olor disuasorio para sus depredadores potenciales, complementado con el camuflaje de sus alas transparentes y su cuerpo verdoso. Debido a sus características físicas reciben nombres como: “ojos dorados”, “alas de encaje”, “moscas hediondas”, entre otros.
Esta familia es cosmopolita, sus miembros habitan especialmente en zonas de gran vegetación, jardines y cultivos. Sus larvas son depredadores de otros artrópodos de cuerpo blando y son también caníbales, y unos pocos adultos son depredadores, como los del género Chrysopa. Todas emiten señales de alta frecuencia lo que permite mantener a los individuos cerca entre la espesa vegetación. El cortejo de los Crisópidos es complejo y ritual, producen vibraciones de gran complejidad que únicamente son reconocidas por miembros de la misma especie. Unas pocas especies producen olores durante el cortejo. Tanto los machos como las hembras realizan varias cópulas, las hembras aproximadamente cada 28 días, los machos dos seguidas cada 5 días como promedio. En la cópula realizan diferentes posturas y es relativamente larga. La longevidad está relacionada con el tipo de alimentación durante el período larval, y la capacidad de oviposición y cantidad de huevos en la misma. En primavera, las hembras ovipositan hasta 750 huevos, sobre los troncos de los árboles o sobre hojas, las puestas pueden ser juntas o solitarias, el huevo posee un pedúnculo de seda por medio del cual queda adherido. Esto lo logran pegando una gota de seda en una hoja y luego dejando caer el huevo. Así, se forma un hilo que se endurece rápidamente en contacto con el aire. Estos hilos se caracterizan por ser mucho más finos que un pelo humano y a su vez significativamente más fuertes, ya que son capaces de soportar, sin romperse, el peso del huevo y de todo lo que se adhiera a él al momento de hacer efectivo el camuflaje.
El desarrollo es holometabólo, es decir, con metamorfosis completa. Las larvas que suelen ser alargadas (campodeiformes) o de abdomen grueso (campodeiformes), según la especie, todas de cabeza aplanada, de patas fuertes, y algunas poseen unos tubérculos laterales y dorsales en el metatórax, los cuales los usan para cargar escombros vegetales, piedrecillas y los exoesqueletos de sus víctimas, que les sirven de camuflaje. Poseen estructuras maxilares unificadas que forman dos piezas puntiaguadas con conductos como jeringas que utilizan para matar y consumir sus presas. Cuando escasean sus presas se alimentan también de secreciones como los adultos. Durante su etapa larval sufren dos mudas y tres estadios, y al cabo de 16 días se convierten en crisálidas, construyendo una cámara esférica de seda denominada capullo, construidos con secreciones de los tubos de Malpighi que salen de la apertura anal, y a menudo camuflan esos capullos, donde pasan el estadio de pupa, cubriéndolos con desechos vegetales o piedrecillas. En dos semanas aparece el adulto o imago. A 27ºC y 60% de humedad, este insecto completa su ciclo vital en 22 días.
Por ser en su mayoría depredadores generalistas, algunos crisópidos han sido utilizados para programas de control de plagas; el género que más estudio ha tenido ha sido la cosmopolita Chrysoperla y otras en menor grado, especialmente representantes de la subfamilia Chrysopinae. En manejo de control de plagas han controlado con éxito ácaros, áfidos, larvas y huevos de lepidópteros, himenópteros fitófagos, trips, cochinillas y pulgones; en especial, sus larvas controlan el pulgón del rosal. En concreto, la especie Chrysopa carnea es muy utilizada en el control biológico de plagas en los invernaderos de la provincia de Almería, siendo distribuidas por numerosas marcas comerciales, siendo activos tanto la larva como el adulto durante aproximadamente 14-16 días.
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