Continuando con la línea de artículos sobre copias de seguridad, en esta entrega vamos a hablar de un tipo de copias un tanto especiales: aquellas destinadas a hacer que nuestros archivos perduren en el tiempo. Es decir, vamos a hablar de cómo archivar esos datos con las máximas garantías que sobrevivan a nuestros días e incluso a generaciones posteriores.
Hay que hacer la distinción entre hacer una copia de seguridad y archivar los datos. En el primer caso vamos a dar prioridad a la flexibilidad y velocidad a la hora de recuperar datos en caso de desastre, y en el segundo vamos a dar prioridad a la robustez del medio, para que dure el mayor tiempo posible.
Por tanto, a la hora de archivar datos hay que centrarse en aquello que es irreemplazable: de nada sirve guardar una copia de Windows 10 con las actualizaciones a día de hoy, cuando en 15-20 años será una reliquia totalmente inservible para los ordenadores de la época. Sin embargo, esas fotos que hemos hecho o escaneado, sí que merece la pena guardarlas. La regla que se recomienda aquí es: si puedes volver a descargarlo, no lo archives.
¿Qué opciones tenemos entonces para archivar de forma efectiva nuestros datos?
Discos duros externos
Con los precios que tienen actualmente, es la opción por la que mucha gente se decantaría: en un espacio relativamente pequeño podemos disponer de una capacidad de varios Terabytes de información, más que suficiente para almacenar la información verdaderamente importante de toda una vida.
Sin embargo, no son del todo ideales: las capacidades magnéticas de los discos empiezan a deteriorarse a partir de la primera década. La solución es conectarlo de nuevo al ordenador y refrescar toda la información. Requiere por tanto mantenimiento, pero es una solución perfectamente válida.
Caso aparte son los basados en memorias de estado sólido, como pendrives y SSD, que se desaconsejan totalmente para este cometido. Aquí la información está guardada en pequeñas células electrónicas, y se recomienda refrescar la información cada año, así que peor que el caso de los discos duros normales.
La nube
Si nos fiamos a ciegas de nuestro proveedor, es una opción muy válida, pero siempre teniendo en cuenta lo que es realmente. “La nube” no es más que otro ordenador (o servidor), en otro sitio, por lo que está sujeto a las mismas degradaciones que tu ordenador de casa.
Además, las compañías van y vienen, los servicios cambian, y nos podemos encontrar una buena mañana con un aviso que la empresa cierra, por lo que tendremos que buscar una solución alternativa.
Discos ópticos
Los discos ópticos han ido evolucionando, acorde con las necesidades de almacenamiento: del CD pasamos al DVD, y de éste al Blu-ray. Casi todo ordenador dispone de una unidad capaz de grabar discos. Sin embargo, todo aquel que haya usado discos grabables sabe que son un medio bastante delicado y muchas veces poco tolerantes a fallos físicos: una raya y ya hemos perdido datos. Por no hablar de hongos y demás problemas que harán que nuestro disco deje de funcionar.
Así pues, los discos tradicionales no son un buen medio para archivar datos a largo plazo. Sin embargo, hay un nuevo tipo de discos llamados “M-Disk” que están creados especialmente para esto. De hecho, la M de su nombre viene de Milenio, discos que en teoría pueden durar 1.000 años. Evidentemente, hay mucho marketing detrás de todo esto, pero pruebas realizadas por el Departamento de Defensa de EEUU confirman que estamos ante un tipo de discos perfectamente adecuados para el archivado de datos a largo plazo.
No hay que olvidar que siguen siendo discos ópticos y las rayas en el material seguirán siendo problemáticas, pero no estamos hablando de discos para uso cotidiano, si no para grabar una vez y sólo utilizar en caso de emergencia.
Conclusión
Espero que haya quedado clara la diferencia entre las soluciones que hemos dado en artículos anteriores para la copia de seguridad y los que se presentan en este artículo para el largo plazo. Siempre hay que tener en cuenta que se ha de archivar aquellos archivos que consideremos irremplazables, y que nos gustaría que generaciones futuras puedan disfrutar. ¿O a quién no le gustaría disponer de una colección de fotos de sus abuelos en perfecto estado y que no se haya degradado con el tiempo?
Vivimos en una época donde amasamos una cantidad ingente de datos, y no todos son importantes, pero, ¿estamos seguros que hacemos lo adecuado para proteger los que sí lo son?
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