¡Qué difícil ser poeta en esta España tan dura!
¡Qué dolor y qué tortura ser loco andaluz del verso!
Que si el piropo ya ha muerto y la clase y la dulzura
han dado paso a la hambruna, la ignorancia y al silencio,
¿Qué puedo decir ahora que no hiera; que sea cura,
para heridas que dibujan la sociedad y el desprecio?
Si soy tópico ¿ Qué hago? Si es mi tierra, ¡es mi cuna!
y la veo como ninguna por más que la azote el tiempo.
Soy pregonero del arte, de la tradición; la luna;
de Lorca y su desventura muriéndose insatisfecho;
de un Bécquer muy sevillano y de Alberti y su pintura;
de Muñoz Seca y la espuma de mi gran ciudad: El Puerto.
Es Rafael de León asomándose a mi pluma,
pidiéndome copla pura de un folclore antiguo y nuestro;
Quiñones, Falla y Quintero; Paco Alba y la locura
de entregarse a la aventura de ser producto de un pueblo.
Todos son parte de mí. Todos cuentan. Todos suman
y forman la gran cultura que llevo presa en mi cuerpo.
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