Estábamos preparando el elemental quirófano de que disponíamos en la clínica veterinaria con mi socio. Si bien estábamos en un pueblo pequeño, el lugar era amplio con jardines y una residencia para perros y gatos. Y era porque hoy tocaba una operación tan singular como delicada.
En nuestra práctica vemos que hay razas especialmente predispuestas al cáncer como lo son los Boxers, Rottweilers y Doberman.
Boxy padecía de cáncer de húmero, o sea de su pata anterior. Un linfosarcoma de extrema malignidad y que obligaba a amputarle el miembro.
Si los animales y en especial el perro pueden pensar muchas veces lo hemos discutido, Boxy nos respondería esa duda.
Una vez operado y despierto, aun sobre sus tres patas restantes se las ingenió para andar unos pasos por el jardín pero cuando se aproximó a la palmera y quiso orinar …al suelo con Boxy, ¡al levantar la pata le faltaba la otra!
Él mismo se buscó un lugar donde acostarse y lo vimos en actitud de meditación durante varias horas. Al cabo de ese tiempo se puso en marcha por el jardín.
No dimos crédito cuando lo vimos apoyarse en la palmera y levantar su pata para orinar pero… hacia afuera, apoyando su cuerpo en el tronco…nunca más se cayó y vivió con sus tres patas aunque su cerebro siguiera reconociendo la pata faltante como el famoso miembro fantasma.
Duda resuelta: los perros ¡¡Sí piensan!!
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