Pocas veces la gente sale a buscar o comprar un gato para tenerlo como mascota en su hogar. Esto se debe a que la naturaleza del gato es tal que no es necesario salir a buscarlo …¡ellos nos buscan a nosotros!
Tampoco es desconocido que la gente encuentre en los contenedores un saco con tres o más gatitos casi recién nacidos… a la basura con ellos. Con solo haber esterilizado a las hembras esto no sería posible ni necesario.
Garfield era nuestro gato, lo trajimos de otro país donde las enfermedades felinas casi no se conocían, y por supuesto tampoco había vacunas para enfermedades desconocidas. Nunca había estado viviendo en régimen de libertad, ahora era diferente, tenía jardín y un muro sobre el cual podía saltar y pasear a su aire por el monte.
Allí hizo amigos y enemigos. Los amigos entre los gatos se hacen el favor de lavarse mutuamente sus ojos y cara, algo parecido al acuerdo entre peluqueros que no se pueden cortar el pelo a sí mismos. Pero este gesto tan amistoso traerá una consecuencia fatal a nuestro Garfield.
Al poco tiempo le comenzaron los síntomas en la boca y garganta avanzando hacia todo su sistema digestivo…el diagnóstico fue muy cruel: SIDA felino.
Esta enfermedad se trasmite de gato a gato por el lamido o sea por contacto con su saliva. No es peligrosa para los humanos y más bien que nada tiene que ver con el virus humano aunque los signos de inmunodeficiencia sí lo son.
Finalmente tuvimos que “ayudar” a Garfield a dejar su vida pues ya no podía alimentarse y casi ni siquiera tragar el agua.
Cuando se nos aparecen estos casos de gatitos abandonados, corremos el riesgo de incorporar a nuestra familia no solo los animalitos sino también los virus que traen como lo son de la leucemia felina, herpes felino y otros. Sería conveniente en estos casos dejarlo en cuarentena con su veterinario para que se le puedan hacer las pruebas necesarias antes que sea demasiado tarde como lo fue para Garfield.
Hasta hoy, el sida felino no tiene vacuna para prevenirlo aunque sí tenemos vacunas para las demás virosis felinas. Con una sola vacunación al año podemos asegurarnos que su salud será buena y que no se tenga que llegar a la solución que tuvimos que aplicar a Garfield, me refiero a la eutanasia que siempre es un último recurso.
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