La figura de un logopeda como hemos comentado en anteriores artículos, es fundamental en diversos ámbitos que no sólo son hospitales o centros privados, esta figura se extiende al ámbito escolar y es en los colegios y centros educativos en general donde más usuarios puede ver un logopeda y también donde trabaja un gran número de profesionales del lenguaje.
Claramente existe una deficiente presencia de estos especialistas pues en las aulas suelen darse varios casos por clase de alumnos con necesidades que deben ser tratadas por un especialista en lenguaje y que necesitan de un seguimiento prematuro para poder prevenir futuras dificultades ya que la labor de prevención suele ser mucho más importante y fructífera.
Las sesiones en los colegios son muy importantes ya que contribuyen un primer escalón para una terapia que se puede combinar perfectamente entre el centro educativo y el centro privado para reforzar sesiones y favorecer el progreso en la terapia del paciente.
Las sesiones de logopedia escolar pueden ser individuales y la mayoría grupales debido al amplio volumen de demanda y la ausencia muy a nuestro pesar de logopedas en los colegios. Suelen tener una duración desde media hora a 45 minutos aproximadamente. Desde los centros se nos derivan casos y se mantienen los primeros contactos con los padres, los cuales van siendo conscientes en muchas ocasiones de que no solo es importante el papel que desempeñamos en colegios, si no que existe otra gran base del trabajo que se encuentra en los hogares donde las familias tienen el derecho de ser debidamente informadas y concienciarse de lo importante que es su apoyo para que se generalice lo aprendido en sesión.
Normalmente los logopedas de los centros educativos tienen una red de intervención en la que se trabaja de forma multidisciplinar y siempre con un programa de seguimiento y consenso entre profesionales siempre velando por los avances y bienestar de los pacientes. Tanto el profesor, el logopeda, el orientador y demás profesionales externos al centro mantienen un contacto periódico y tutorías de seguimiento para lograr coordinarse. Es meramente necesario que esto suceda así para estar informados en todo momento y poder hacer un tratamiento que no solape el trabajo que se de paralelamente o se escapen áreas importantes a potenciar.
La labor del logopeda escolar merece no menos respeto y admiración que la de cualquier otro trabajador o profesor del centro pues trabaja a contrarreloj y con un ritmo incesante que hace que en la mayoría de las ocasiones el trabajo se lleve a casa y es que los alumnos llegan a ser mucho más que pacientes. Cada caso es individual y personal, y cada familia necesita de unas adaptaciones propias.
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