Vivimos en unos tiempos donde no tenemos más remedio a veces que dejar el niño en la guardería, con los abuelos, un cuidador o simplemente amarrado en el carrito para que nos deje hacer tareas y no corra peligro. La intención eso ya lo sabemos todos, es siempre la mejor del mundo, todo lo hacemos por su bienestar, pero ¿nos hemos preguntado alguna vez si esto que hacemos hoy, tendrá consecuencias mañana en el bebé? Ah, pues parece querida amiga o amigo, que todo es importante. Comencemos hoy en repasar un poco aquello que llamamos los cinco sentidos, que en realidad son siete. Porque en algo que estaremos de acuerdo todos, es en la importancia del desarrollo de todos los sentidos, el gusto, el tacto, el oído, el olfato, la vista y dos más que son el sistema vestibular (o de movimiento) y el sistema de propiocepción (o de conocimiento del cuerpo).
La estimulación de los sentidos cuando los niños son aún bebés, puede ayudar al desarrollo social, emocional, cognitivo y físico de los recién nacidos. De hecho, es en los primeros tres años de vida cuando se produce el 85 por ciento del desarrollo neuronal que favorece la comunicación o el bienestar emocional de los peques. Desde el primer momento todos los sentidos están activados, el bebé nace con el sentido del oído por lo que pueden reconocer las voces de los miembros de su familia, también nace con el sentido del gusto desarrollado, las ecografías en 3D demuestran que los bebés ya en el vientre materno prefieren los sabores dulces a los amargos. El olfato se activa desde el primer día, y nada les gusta más a los recién nacidos que el olor de sus padres en general y de la leche materna en particular, la visión es el sentido menos desarrollado del bebé recién nacido no nacemos “viendo”, sino con la “capacidad de aprender a ver”, y la madurez visual va ligada al resto de maduración motriz y neuronal. Pero ¿qué ocurre con el resto de los sentidos?
- De la percepción del propio cuerpo son responsables dos sentidos más:
El sentido del equilibrio (percepción vestibular) - El sentido muscular y la sensibilidad interna (percepción propioceptiva)
La integración sensorial (de los sentidos) se centra en el desarrollo perceptivo motor, es decir que el sistema táctil, el propioceptivo y el vestibular son los que más información les aportan al bebé en la interacción con su entorno. Los siete sentidos sirven para percibir y procesar los estímulos externos, transmiten la información que reciben al cerebro, que, a continuación, ordena la reacción correspondiente. Por lo tanto, los sentidos están asociados a cómo se siente, qué dice y cómo actúa una persona.
Intentando dar respuesta a la pregunta con la que partíamos ¿tiene consecuencias nuestra actitud de hoy en el mañana del bebé?
Podemos decir que sí las tiene, en los niños, un requisito fundamental para ser capaces de estar quietos y de escuchar atentamente, es tener maduro su sistema vestibular. Sabemos que ha conseguido esta madurez cuando es capaz de controlar su cuerpo en equilibrio, el control se adquiere a través del movimiento, sobre todo a través de los movimientos de giro, columpio, balanceo, gateo, salto y equilibrio, que ayudan a los niños a madurar su sentido vestibular. Ahora bien, el niño no adquiere este control y equilibrio siendo forzado prematuramente a estarse horas sentadas quieto, durante su desarrollo por ejemplo, sabemos que del sexto al octavo mes ya puede coordinar su visión con el movimiento de su mano, pasándose objetos de mano a mano. Los ojos empiezan a trabajar los dos a la vez (etapa binocular) se alinean y empiezan a mirar simultáneamente el mismo objeto. Hace ensayos calculando las distancias y mejora todos los movimientos oculares, con el gateo activa la visión binocular, la audición biaural, los laberintos, los nervios oculomotores, el reflejo postural y los músculos del cuello y del tronco. Son aspectos importantes según Quiros and Schaerles (1993), para el posterior desarrollo de la comunicación y el lenguaje, las sensaciones que aportan información del propio cuerpo, tono muscular y postura, o sea del buen desarrollo de los sentidos propioceptivo y vestibular.
A través de situaciones cotidianas y normales podemos ayudar a los niños a percibir toda la información que les proporcionan los sentidos, abriéndoles las puertas así al mundo, como en el dejar tiempo a los niños/as para el gateo, el tirarse en una mantita en el suelo, el darles juguetes que descubrir o simplemente dejarles comer solos, aunque espachurren la comida con las manos o se ensucien ropas y rostro, porque hemos podido comprobar con estos datos, de la importancia de dejar al niño o niña sentado todo el día en la trona o de dejarles conocerse a sí mismos, dejarles gatear, descubrir el mundo a trasvés del desarrollo de todos sus sentidos. Aprender a ser padres no es tarea fácil, todo lo contrario, porque conlleva adaptar nuestra vida laboral y social a el cuidado, atención y amor que debemos dar a nuestros hijos e hijas.
BABYCOCHES.ES dice
Las personas tenemos un instinto natural por descubrir y aventurarnos en cosas nuevas llamado función de relación, que forma parte de nuestras tres funciones vitales. Esto se observa desde la más tierna edad hasta la actualidad. Comenzamos gateando, luego dando nuestros primeros pasos en los andadores y después pegamos el acelerón con los correpasillos y cochecillos eléctricos, hasta acabar con las bicicletas, monopatines, patinetes… Regalar juguetes relacionados con la movilidad de los pequeños siempre será un acierto.
Daniel Store dice
¡Qué post más interesante sobre el gateo! Sin duda, es una práctica por la que todos hemos pasado y que estimula muchísimo a los más peques. Por ello, nosotros recomendamos favorecerla y ofrecer una zona segura para ello. Una alfombra, estar atentos en todo momento, ropa cómoda…