—¡Déjame tu móvil! Llamaré con él. No quiero usar el mío por si devuelve la llamada seas tú, como parte interesada el que lo coja.
—Son las siete y veinte de la mañana, ¿no te parece muy temprano para realizar la llamada.
—Déjate de pamplinas, esto es una urgencia y como tal hay que tratarla. Sé positivamente que está despierta, el correo lo ha enviado hace veinte minutos.
—Lo que mande el señor abogado.
—¿Vera?
—¡Sí! ¿Quién eres?
—Acabo de leer en mi correo tu solicitud de trabajo y me he emocionado. Si te interesa un puesto de camarera en mi barrio, ya puedes venir a trabajar, el dueño te espera. Puedo adelantarte, que tanto él como su señora son dos bellas personas.
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